Según el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, la transición hacia las energías renovables es una prioridad ineludible, pero no puede realizarse a costa de comprometer la seguridad alimentaria ni el futuro del sector agrario. De ahí que califique de absurdo usar para ello tierra fértil.
Durante una intervención reciente, el ministro destacó que España dispone de amplias zonas no cultivables y terrenos degradados que podrían aprovecharse para la expansión de la energía solar sin afectar a las áreas de cultivo.
Hay más que la tierra fértil para colocar instalaciones fotovoltaicas
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha afirmado que es un «disparate que se use una hectárea de tierra fértil para instalaciones fotovoltaicas«, si bien ha precisado que el Ministerio tiene escaso margen de intervención en esta materia.
Planas ha respondido de esta forma a una pregunta en el debate tras su intervención en los Desayunos de la Cadena Ser, en la Fundación Cajasol de Sevilla, sobre la proliferación de instalaciones de energías renovables en los campos o terrenos agrícolas.
Ha explicado que a partir de un volumen puede intervenir el Ministerio de Transición Ecológica, pero en la mayor parte de las instalaciones de energía fotovoltaica en los explotaciones agrícolas están sometidas a las competencias autonómicas y municipales.
Planas ha precisado que su departamento solo puede intervenir en casos de ocupación de instalaciones de energías renovables en terrenos agrícolas en los que haya habido renovación del regadío con fondos ministeriales.
Asimismo, ha apuntado que la Comisión Europea ha introducido la posibilidad de que se puede compatibilizar una instalación de esas características con el desarrollo de la actividad como puede ser la ganadería intensiva o el olivar.
En relación al reciente acuerdo de la UE con Marruecos sobre el tomate, Luis Planas ha entendido la preocupación de los productores almerienses, si bien ha señalado que no es un nuevo acuerdo sino que se han reparado los puntos declarados por la justicia incompatibles con el derecho internacional.
Según el ministro, España puede competir con el tomate de otros países productores en la gama alta o premium donde «no tiene competencia posible» y ha garantizado que los controles en frontera funcionan.
Ha criticado que hay una «realidad alternativa que es la mentira y hay mucha gente interesada» en cuestionar los controles de los alimentos en las fronteras y se ha preguntado «cuántas crisis sanitarias ha habido de productos importados en cinco años», a lo que ha respondido que muy pocas porque los estándares son muy altos.