Países Bajos, una nación que siempre ha vivido en una lucha constante con el mar, ha vuelto a demostrar su liderazgo en ingeniería marina. Lo que verás a continuación te dejará boquiabierto, porque es un invento que ayuda a nuestro planeta, cambia los fondos marinos y aumenta la eficiencia en un 500%, pero ¿Cómo es posible esto?
Países bajos cambia el fondo marino
Cada vez son más los países que buscan nuevas formas de producir energía y esta vez es el turno de Países bajos, donde en lugar de construir parques en la tierra, han decidido extraer energía de las olas de una forma tan revolucionaria que podría cambiar el futuro energético del planeta.
Una startup neerlandesa llamada Symphony Wave Power ha creado un convertidor de energía undimotriz que funciona totalmente sumergido. El dispositivo es invisible desde la superficie y su eficiencia es asombrosa: es entre 300% y 500% más eficiente que los diseños anteriores.
Se trata de un invento que no solo es un enorme avance para la generación de energía limpia, sino que también promete transformar el fondo marino: necesita poco espacio para su instalación y su estructura modular facilita su integración con otras tecnologías, como los parques eólicos en el mar.
Pero ¿Qué significa esto? Básicamente que podemos llenar el mar con energía renovable de alta eficiencia sin contaminar el paisaje ni alterar drásticamente el ecosistema submarino, pero ¿Cómo es posible que un dispositivo invisible bajo el agua sea 500% más eficiente? ¿cuál es su secreto?
El secreto de una tecnología revolucionaria
Si te sorprendiste con la nueva forma de absorber fotones, debes quedarte a ver esto, porque la tecnología de Symphony Wave Power no usa el movimiento visible de la ola, sino algo mucho más sutil y constante: la presión del agua a unos 6 metros de profundidad.
Su funcionamiento es simple, pero muy inteligente, y se basa en una idea clave: un aparato pequeño puede recoger energía de un área de mar mucho más grande que él mismo, y el truco principal es la «resonancia».
El aparato funciona como un «muelle» o resorte bajo el agua que está afinado para vibrar justo al mismo ritmo que las olas más comunes en ese lugar. Cuando una ola se acerca, la presión del agua cambia y esto hace que la pieza exterior del dispositivo (el casco) se mueva hacia arriba y hacia abajo.
Este movimiento, a su vez, empuja un líquido dentro del aparato hacia una turbina especial que convierte ese empuje en un giro, y ese giro se convierte en electricidad. El sistema es hasta cinco veces mejor que otros porque está sincronizado a la perfección con el mar.
Lo mejor es que puede ajustarse a ese ritmo dominante solo cambiando la presión del aire en una membrana, sin usar piezas mecánicas complicadas. Esto significa que incluso las olas pequeñas pueden seguir generando electricidad sin parar.
Un sistema lleno de ventajas
La magia del sistema Symphony está en lo simple de su diseño. Solo tiene dos piezas principales: un cilindro fijo anclado al fondo y un casco móvil que se desliza a su alrededor. Ambas partes se unen por una membrana de goma especial y patentada.
Esta membrana es clave, pues no solo sella el sistema del agua salada, sino que también hace de resorte, pistón y protector, evitando que el dispositivo se dañe. Al tener menos partes que se mueven, el riesgo de que algo falle en el mar es mucho menor.
Otra gran ventaja es que esta tecnología es muy flexible. Cada aparato se conecta a una caja electrónica (E-Box). Varias de estas cajas permiten crear una red totalmente sumergida de hasta 60 turbinas, generando unos 6 megavatios (MW).
Y por si fuera poco, ¡también es muy económica! Como es ligera y compacta, se instala sin problemas usando barcos y grúas normales y lo más impactante es que solo requiere una revisión mayor ¡cada siete años! y puede durar hasta 21 años sin grandes intervenciones.
Sin duda esta tecnología ha llegado para revolucionar la forma en que producimos energía. Su impresionante eficiencia, de hasta 500% superior, combinada con un diseño simple y un mantenimiento mínimo, nos demuestra que podemos producir energía limpia sin contaminar nuestro planeta, ni dañar los ecosistemas marinos y otra prueba de esto es la molécula que acabará con los paneles solares.
















