Día Marítimo Mundial 2023. El océano se ha convertido en un espacio esencial en la lucha contra el cambio climático. Las grandes masas de agua son poderosos reguladores del clima gracias a su capacidad de absorber calor, pero también CO2. Una cuarta parte del dióxido de carbono de origen antropogénico es absorbida por los océanos todos los días.
Pero también está sujeto a procesos como el calentamiento, la acidificación o el aumento del nivel. Y todos ellos son factores que tiene un impacto duradero en los ecosistemas, lo que los convierte en reservorios de biodiversidad amenazada. Y los riesgos no se limitan a la biota marina, ya que también peligran las poblaciones de seres humanos. No olvidemos que el 40% de los seres humanos vive actualmente a menos de 100 kilómetros de las costas marítimas.
Contaminación asesina
El océano se ve especialmente afectado por la contaminación, en particular por los residuos plásticos. Es tan grave el problema que en el Pacífico hay una enorme isla conformada por plásticos desechados. Se la suele llamar el séptimo continente y como el flujo de basura plástica que llega con las corrientes marinas no se detiene, está en continuo crecimiento.
A esta contaminación crónica se suma la generada por naufragios y/o negligencia. Pero también es víctima de los accidentes industriales, como la explosión de la plataforma offshore Deepwater Horizon en 2010 en el Golfo de México. E incluso, de accidentes nucleares, como el de la central eléctrica japonesa de Fukushima en 2011, durante el cual el 80% de las emisiones radiactivas fueron a parar al mar.
Pesca: entre la sobreexplotación y la sostenibilidad
La pesca es actualmente un tema internacional altamente sensible. Los conflictos son habituales en torno a la delimitación de las zonas de pesca. Ya sea entre las internacionales como en las locales. Las formas de captura son nefastas para el medio ambiente y las redes de pesca matan millones de animales cada año como ‘daños colaterales’ de la industria pesquera.
Casi el 40% de las poblaciones de peces a día de son hoy sobreexplotadas. Además, la pesca ilegal representa el 15% de la producción total y está acabando con especies enteras que hoy figuran en la lista roja de la UICN, como pasa con el totoaba. Por lo tanto, la gestión sostenible de la pesca es un tema cada vez más apremiante.
El desarrollo de la acuicultura se presentaba como la solución a la preservación de las especies marinas. Sin embargo, este sector altamente industrializado hace un uso masivo de antibióticos y desinfectantes que contaminan las aguas. Y todo ello tiene repercusiones en el medio ambiente. Además, estas granjas utilizan harina de pescado, lo que incrementa aún más la sobrepesca.
Políticas de protección ineficaces
Los espacios marítimos se perciben hoy como recursos frágiles. La necesidad de proteger el océano está incluida en la Agenda 2030 adoptada por las Naciones Unidas en 2015 (Objetivo de Desarrollo Sostenible 14). El aumento de áreas marinas protegidas (AMP) testimonia dicha preocupación.
Estas áreas de protección del medio ambiente marino pueden estar total o parcialmente protegidas y su empleo regulado. Hoy en día, hay más de 11.300 AMP, pero apenas equivalen al 3,7% de las áreas marítimas del mundo. Y solo dos tercios están parcialmente protegidas.
Los arrecifes de coral están desapareciendo. Los glaciares y el permafrost se derriten. Cientos de especies ven mermado su número cuando no son borradas de la faz del planeta. Y todo ello tarde o temprano nos pasará factura. Es hora de decir basta y tomar medidas eficaces para asegurar la salud de nuestros mares. Porque también es la nuestra. Día Marítimo Mundial 2023.
