Una alianza entre el CREAF y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha posibilitado dar forma a un proyecto innovador y pionero para devolver la salud anterior a suelos que estaban degradados y no eran fértiles en Cataluña.
Una iniciativa de restauración de estos suelos en mal estado como consecuencia de causas muy diversas: desde el paso de incendios forestales a lo largo de los años, pasando por el impacto de ciertas actividades extractivas o por la contaminación misma de esta superficie natural.
En este sentido, con este proyecto se ha estudiado cómo la aplicación de soluciones orgánicas no solo ha mejorado la salud de ese suelo, sino que este además es capaz de retener más carbono, aumentar la fertilidad y biodiversidad, así como prevenir la erosión.
Una alianza para revivir los suelos degradados de Cataluña
El Pedraforca es una montaña muy reconocida en toda Cataluña, hasta el punto de que es un emblema. Lo que no es tan conocido es que alrededor de los años 80 en la falda del Pedraforca se desarrollaban explotaciones mineras de carbón a cielo abierto que dejaban muy afectado el suelo del entorno. Ahora a duras penas se pueden observar entre el bosque algunas cicatrices de aquellos daños y el encargado de conseguirlo fue un joven Josep Maria Alcañiz, junto con Oriol Ortiz y otros compañeros.
El investigador del CREAF y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) recibió el encargo de recuperar la salud del suelo que daba vida al Pedraforca y, así, aplicando residuos orgánicos para volver a tener un suelo fértil, nació una línea de restauración de suelos pionera en toda Cataluña y un grupo de investigación que todavía perdura y sobresale a día de hoy.
El éxito de aquella primera colaboración ha sido el eje central de una prolífica colaboración entre el CREAF y la administración de la Generalitat de Catalunya que ha durado más de 30 años con el objetivo de recuperar muchos hábitats que tenían los suelos muy degradados, ya sea por el paso de un incendio, por el impacto de actividades extractivas o por la contaminación del suelo. En especial, se han desarrollado varios protocolos para la Agencia de Residuos de Cataluña, la Dirección General de Calidad Ambiental (DGQA) y la Agencia Catalana del Agua y la Dirección General de Infraestructuras de Movilidad, entre otros.
Estos protocolos se han ido aplicando a lo largo del tiempo y el impacto es palpable: muchos suelos han visto mejorada su biodiversidad, su contenido hídrico y su capacidad de capturar carbono gracias a su aplicación.
Revitalizar suelos y ecosistemas degradados
“La colaboración con este grupo de investigación ha sido clave para impulsar prácticas de restauración más sostenibles en actividades mineras, que han influido tanto la industria como las políticas públicas y han conseguido revitalizar suelos y ecosistemas degradados. Los protocolos que el CREAF ha desarrollado se han aplicado extensamente, nos han permitido hacer un seguimiento objetivo y detectar mejoras ambientales importantes, así como mejorar de manera notable la eficiencia y precisión de nuestra tarea inspectora”, destaca Xavier Carbonell, que desde 2006 hasta febrero de 2025 ha sido el jefe del Servicio de Información, Inspección y Control Ambiental de Actividades de la DGQA, unidad responsable de la evaluación ambiental, seguimiento y restauración de las actividades extractivas.
Para conseguir este hito, hay que destacar la investigación que se ha hecho desde los años 90 al CREAF para descubrir cómo se pueden reutilizar los residuos orgánicos y minerales que generamos en los municipios y ciudades con esta misión de recuperar la salud de un suelo. Los restos que se usaron en el Pedraforca eran solo el primer paso de lo que ahora se conoce como enmiendas orgánicas, que son “sobrantes” orgánicos de los residuos municipales, de granjas, lodos de depuradora o similares que todavía conservan propiedades interesantes para aplicar en determinados suelos dañados y devolverles la fertilidad.
Así, los expertos, que ahora están liderados por Vicenç Carabassa y Xavier Domene después de la estrella de Alcañiz, diseñan cómo tiene que ser el suelo “nuevo” y qué enmiendas orgánicas se tienen que aplicar. Son los conocidos como “suelos a la carta” o tecnosuelos y permiten reducir los costes de restauración entre un 20% y un 50%. Pura bioeconomía circular. Una evidencia de este éxito es que la FAO ha integrado en sus guías de buenas prácticas estos protocolos y que, atención, se han reutilizado más de 70.000 toneladas de residuos hasta el momento.
De entre los protocolos que se están aplicando hoy en día, uno de los más conocidos es el RESTOCAT, desarrollado con la Dirección General de Cambio Climático y Calidad Ambiental, que explica cómo evaluar las medidas de restauración en minas y su estado ecológico. Hasta el momento, ha permitido monitorizar más de 800 minas abandonadas y establecer qué zonas son prioritarias para su restauración y recuperación del ecosistema una vez se decide cerrar las explotaciones.
Actualmente, se ha incluido un protocolo de uso de drones para poder seguir también las minas que todavía están activas y que se ha aplicado sobre el 10% de las minas activas de Cataluña. Esta actividad y alianza también ha permitido una implicación importante del Grupo en el Gremio de Áridos de Cataluña y que el CREAF seamos un miembro institucional de la reconocida ‘Red española de restauración de minas y canteras’.