El 3º Electric Vehicle Battery Forum organizado en Barcelona por la compañía con base en Singapur Dufresne, con la colaboración institucional del ayuntamiento de la capital catalana y del IDAE, ha reunido varios actores clave en el mundo de la movilidad eléctrica, tanto públicos como privados. Uno de los debates se ha centrado en la interrelación entre estos actores. Algunas de las cuestiones planteadas son: quién debe liderar el proceso Qué datos hay que recoger y cómo se han de compartir a partir de los proyectos piloto En el trasfondo de este debate se encuentra la búsqueda de un modelo de gestión y de negocio, que debe surgir como consecuencia de la progresiva implementación del vehículo eléctrico (VE) en las ciudades, y que aún está por definir.
Los participantes en el debate han sido: Ramón Pruneda, project manager del departamento de Sectores Estratégicos del Ayuntamiento de Barcelona; Robert Stússi presidente de la Asociación Portuguesa de Vehículos Eléctricos, Roland Steinmetz, director de EVConsult y representante del Ayuntamiento de Amsterdam; Federic Marangone, representante de la empresa fabricante de vehículos eléctricos ZAP Han sido moderados por Michael Salomon, presidente ejecutivo de Clean Horizon Consulting. Cabe destacar, sin embargo, que las intervenciones del público han sido numerosas e intensas.
La importancia de los datos
Todos los participantes han coincidido en señalar que en el momento presente la recopilación de datos sobre el uso del VE y el hecho de compartirlos entre los diferentes actores que participen en el esquema de organización del VE es fundamental. En cambio, si esto no se hace correctamente, puede ser un obstáculo para el desarrollo de este tipo de movilidad. Los datos obtenidos permitirán saber hacia dónde irá el futuro modelo de negocio y de gestión.
Los datos principales son: la frecuencia de uso de las estaciones de recarga; el consumo en kWh; quiénes son los usuarios, a través de una tarjeta de identificación del vehículo; el recuento de los posibles incidentes técnicos que se registren en la estación, y las sugerencias de los usuarios.
Ramon Pruneda explicó que «la recopilación de estos datos la hace el Ayuntamiento y permite obtener estadísticas muy útiles para saber cuáles son las tendencias en el uso del VE». En Amsterdam, según Roland Steinmetz, «la recopilación la hacen empresas privadas, sin embargo el ayuntamiento pide los datos a estos proveedores y se comparan con los que se generan en otras ciudades del país, lo que permite tener información a nivel nacional».
Gestión y privacidad
Las ciudades que están llevando a cabo iniciativas piloto para implementar el VE en el espacio urbano en todo el mundo, como Barcelona, están desarrollando sus propios sistemas a través de tarjetas inteligentes que no son homologables entre las diferentes ciudades. Uno de los temas de discusión ha sido si hay que mantener de momento diferentes estándares de funcionamiento o hay que ir pensando en uno común para todos los lugares.
Uno de los asistentes ha mostrado una tarjeta electrónica de Hong Kong que sirve para todo el transporte público, para realizar recargas eléctricas de coches y para pagar en los comercios. Este sería un ejemplo de máxima integración. A pesar de las aparentes ventajas, el sistema ha recibido críticas porque es exclusivo de una ciudad y, sobre todo, porque permite crear un registro de toda la actividad de un ciudadano, con los problemas de privacidad que ello puede suponer en algunos países con legislaciones particularmente exigentes en este ámbito.
En este sentido, otro asistente, en este caso estadounidense, dijo que los sistemas de gestión deben servir para mejorar el servicio y no para restringir las libertades. También ha puesto en duda que municipios y compañías de servicios sean los actores más adecuados para ocuparse de un negocio que es más parecido a las gasolineras, que a las actividades habituales de los actores mencionados.
Coordinar esfuerzos, dar incentivos
A pesar de esta opinión, otro punto de coincidencia entre los participantes en el debate ha sido que «la única manera de avanzar es crear consorcios que agrupen todos los agentes implicados de manera que éstos puedan trabajar conjuntamente».
Las experiencias de Amsterdam y de la ciudad-estado de Singapur, que han sido expuestas después del debate, confirman que esta es la vía que va tomando forma todo el mundo. Así como también la de estimular la demanda de VE con incentivos.
Roland Steinmetz ha explicado que el ayuntamiento de Amsterdam quiere introducir 10.000 coches eléctricos en la ciudad hasta el 2015, «haciendo especial énfasis en taxis y buses porque tiene más impacto cambiar estas tipologías que hacerlo con el resto de coches», ha afirmado. También dijo que «si una persona compra un coche eléctrico tiene electricidad de recarga gratis por dos años». Ahora la ciudad tiene 100 estaciones de recarga y está intentando atraer más operadores privados para que se encarguen de hacer 1.000 en el futuro inmediato.
El modelo Singapur
Adeline Tung del Singapore Economic Development Board ha presentado el paradigma vigente en la ciudad-estado asiática que se basa en transformar los retos ambientales en oportunidades de negocio. Así lo hizo con la escasez de agua, una situación a partir de la cual Singapur ha creado una industria de gestión y reciclaje puntera.
Este país, sólo un poco mayor en superficie que el área metropolitana de Barcelona, ha aplicado la misma filosofía a la movilidad. Los graves problemas de tráfico que había hace 20 años se empezaron a solucionar en 1998 con un sistema de peaje urbano que se convirtió en el modelo de referencia para el conocido peaje urbano que en 2003 implantaría Londres. Ahora, las autoridades de Singapur han invitado a más empresas a hacer pruebas en la ciudad para una segunda generación de peajes. Siguiendo la misma línea en cuanto a su posicionamiento estratégico en la movilidad eléctrica, Singapur se ofrece como laboratorio urbano viviente socios privados de cualquier lugar del mundo a través de partenariados con el sector p