Aparece en escena un coche del Paleolítico que se ha convertido en futurista. Se abastece con piedras y ostenta una potencia superior a la de 6 Teslas. El sector de la automoción nos está sorprendiendo mucho en el último tiempo con la llegada de modelos realmente revolucionarios, como el primer vehículo en superar el límite de las seis marchas.
Este sector se encuentra en un punto crucial debido a la presión que se está ejerciendo para conseguir una rápida descarbonización. La contaminación ha llegado como un producto negativo de la huella del hombre sobre Tierra y se ha instalado en nuestro día a día. Precisamente esto es lo que se busca cambiar.
No obstante, la emisión de gases contaminantes no se da solo en los automóviles que circulan por la vía urbana, sino también en las grandes máquinas industriales y agrícolas. Sus tubos de escape y grandes motores diésel emiten considerables cantidades de humo poco saludables.
El coche del Paleolítico llega para apoderarse del sector
En este contexto, estos modelos son los perfectos aspirantes para ser sustituidos por piezas eléctricas. No necesitan aumentar su velocidad, pero sí aprovechar al máximo el par de sus propulsores. Tampoco es necesario que alberguen una autonomía escandalosa. Bastará con que soporten sus turnos de trabajo y no contaminen demasiado.
Años atrás, apareció en un rincón de Suiza esta revolucionaria idea. La filial de la compañía Kuhn, una firma reconocida en la industria de la maquinaria industrial, decidió apostar por ella. Tomó como base un volquete de obra Komatsu HD 605-7 y extrajo su turbodiésel de seis cilindros y 23,1 litros de cubicaje.
Posteriormente, se introdujo en el mismo emplazamiento un conjunto de motores eléctricos (uno por rueda) no menos impresionante. Para esta tarea se necesitaron grúas. A la altura de la batería, cuyos 600 kWh de capacidad son traducidos en una masa de seis toneladas, el equivalente a seis Model X de Tesla.
Estas cifras son las que maneja EDumper. Aunque los datos ya expuestos son sorprendentes, hay aspectos todavía más sorprendentes. Cabe destacar que los entornos de trabajo de este vehículo suelen ser las grandes canteras o las minas a cielo abierto.
Espacios con fuertes pendientes de tierra o gravilla realizadas con prisa son las vías en las que se trasladan materiales desde el lugar de extracción hasta un primer almacenaje. Este contexto, unido al tamaño de los componentes mecánicos ya nombrados, genera que la función regenerativa recargue la batería al completo mientras va circulando cuesta abajo.
Todo esto contribuye, además, al peso de las toneladas de rocas o minerales que puede cargar en su enorme tolva. Por lo tanto, sí alberga la capacidad de sacar electricidad de las piedras.
Este coche del Paleolítico es más sostenible
Antes y durante el proceso de transformación a dumper eléctrico, el equipo desarrollador lo dotó de una multitud de sensores que le otorgaran información sobre numerosos parámetros como el par de torsión necesario en el eje cardán o la potencia de salida del motor, además como una gran cantidad de información sobre la conducción y los datos GPS del vehículo.
También tuvo una gran importancia el estudio de la gestión térmica de la batería debido a sus increíbles dimensiones y las temperaturas a las que podía llegar en condiciones de uso real y máxima carga. De esta manera, garantizaban un diseño tal que el gallo de una celda de baterías no afecte a los demás y afecte su exigente trabajo.
Lynx ha sido un el resultado del trabajo conjunto de varias compañías e instituciones público que ha tenido el apoyo de la Oficina Federal Suiza de Energía (SFOE) y ha necesitado 18 meses de desarrollo para comenzar a funcionar.
Comenzó a estar operativa en el año 2019 en el país heleno, donde acarreará más de 300.000 toneladas de rocas al año hasta 2029. Durante ese tiempo, se calcula que evitará la emisión a la atmósfera de 1.300.000 kilos de CO2 y supondrá un ahorro de 500.000 litros de combustible.
En definitiva, este coche del Paleolítico se alimenta de piedras y es más potente que seis coches Tesla. Se trata del vehículo eléctrico más grande del mundo, suponiendo un hito en la industria acostumbrada a modelos como este.