“El Dr. Carl Safina, profesor, catedrático de investigación para la naturaleza y la humanidad en la Escuela Stony Brook de Ciencias Marinas y Atmosféricas y célebre conservacionista, plantea en su libro “Beyond Words” (“Mentes maravillosas”, en su versión española) las similitudes entre la cognición animal y la humana.”
Los animales también sienten
Alega que cuando alguien sostiene que no se pueden atribuir emociones humanas a los animales (antropomorfismo), se olvida de un detalle clave: los seres humanos son animales, por tanto, las sensaciones humanas son sensaciones animales heredadas y para sentirlas empleamos el mismo tipo de sistema, el nervioso.
Según Carl Safina, todas las emociones que experimentamos los humanos y los animales nos ayudan a entender el placer, el dolor, la sexualidad, el hambre, la frustración, la auto conservación, la territorialidad y la defensa de los seres más jóvenes.
Desde la objetividad científica no tiene lógica, explica Safina, que parezca entendible el hambre, el deseo sexual, el dolor o el agotamiento en un animal, pero que al mismo tiempo se les niegue el derecho a sentir amor por sus hijos o alegría y felicidad mientras juegan.
La etología (estudio del comportamiento animal) se ha basado en estas premisas y para Safina ello no es rigurosamente científico, dado que, si un animal está dentro de un entorno alegre, la evidencia dicta que su sentimiento debe estar acorde con su actitud o sea estar alegre, porque tanto las funciones cerebrales como la producción de hormonas involucradas con las emociones en los animales, son similares a las de los humanos.
Similitudes cognitivas y morfológicas
Safina cita al eminente neurólogo Dr. Jaak Panksepp, cuando afirma que: “las exploraciones cerebrales demuestran que las emociones centrales de tristeza, felicidad, rabia o miedo y los sentimientos motivacionales del hambre y la sed se generan en circuitos profundos y muy antiguos del cerebro”. La rabia, por ejemplo, se produce en las mismas partes del cerebro de un gato, que de un ser humano.
Muchas especies aparentemente comparten antiguos sistemas químico-encefálico, que en gran medida se han mantenido inalterados durante la evolución y Sabina sostiene que esto tiene sentido, ya que, por ejemplo, asustarse ante los peligros es básico para la supervivencia para todo tipo de animales. Lo que solo es de competencia de los seres humanos es odiarse o temerse a sí mismo.
Citando nuevamente a Panksepp que afirma que: “las semejanzas entre las emociones básicas de los animales y las humanas son verdaderamente extraordinarias”, Safina opina de que el mayor error de los humanos es negar que los animales experimentan emociones, porque ello sea inherente solo a ellos mismos.
Dr. Jaak Panksepp
Safina dice que las similitudes entre la conciencia humana y la no humana, la conciencia de sí mismo y la empatía nos piden que reevaluemos cómo interactuamos con los animales en una amplia gama de temas, incluyendo nuestras formas de consumo, la conservación de sus hábitats, la caza furtiva y el cambio climático.
También afirma que él no tiene ninguna duda de que cuando su perro mueve la cola, salta de alegría o le pide caricias, no está haciendo otra cosa que demostrar su felicidad y su amor por su compañero humano.