Este es el segundo año que se conmemora el Día Mundial del Olivo, un cultivo típicamente mediterráneo, a partir del cual se obtienen infinidad de subproductos, todos ellos inmensamente beneficiosos. ECOticias.com – ‘El Periódico Verde’ se suma a esta celebración.
¿Por qué hay un Día Mundial del Olivo?
La propuesta de instaurar el Día Mundial del Olivo y hacerlo cada año el 26 de noviembre fue formulada por dos países muy vinculados a su cultivo y consumo: Líbano y Túnez y fue aprobada por el Consejo Ejecutivo de la ONU en su 206ª reunión, que se llevó a cabo en París en 2019.
El objetivo de esta propuesta era el de informar de sus múltiples y variados beneficios, fomentar la protección de los olivos y promover los valores que éste simboliza para todo el mundo, desde hace miles de años, a saber: la paz, la sabiduría y la armonía entre los seres humanos y los pueblos.
Un árbol con mucha historia
El olivo (Olea europaea) es un árbol común en el Cercano Oriente y la cuenca mediterránea, aunque no es posible precisar la zona geográfica donde comenzó a cultivarse. Se cree que, junto con la vid y los cereales, es de los alimentos que ayudaron a la sedentarización del ser humano, al dar origen a la agricultura.
Las culturas fenicia, egipcia, asiria, griega y judía, así como en otros pueblos mediterráneos ya cultivaban olivos. Los primeros documentos escritos conocidos, que aluden al olivo son tablillas de arcilla del reino de Minos (unos 2.500 años antes de Cristo), que dan testimonio de la importancia del aceite de oliva en la economía Cretense.
Probablemente los fenicios lo llevaron consigo al recorrer sus rutas comerciales por toda la costa norte del Mediterráneo y fue así como llegó a los actuales países de Grecia, Italia, Francia, España y Portugal y a todos los pueblos insulares. También hay evidencias de que los egipcios importaban aceite de oliva de Siria y Palestina a través de Canaán y existen jeroglíficos que dan cuenta de ello.
La mitología griega es rica en leyendas y menciones en relación al olivo. Personajes como Atenea y Hércules e incluso los Juegos Olímpicos tienen como símbolo al olivo, de hecho, hay muchas referencias documentadas del olivo que proceden de Grecia. También se lo nombra profusamente en la Biblia (más de 400 veces).
Los olivos y los romanos
El florecimiento del cultivo del olivo acompaña a todas las culturas, puesto que cada una de ellas trajo su propia especie cultivable del olivo a la Península Ibérica. También es cierto que tanto los romanos como los árabes, ya encontraron plenamente establecido el cultivo del olivo cuando llegaron a dichas tierras.
Sin embargo, la gran expansión y la mejora de la cultura del olivo se debe a los romanos, que llevaron su técnica a todas sus colonias. Este producto alcanzó gran importancia a partir de la llegada de Escipión (211 aC) a tierras ibéricas.
Durante la época romana, el comercio del aceite obtenido en Hispania se extendió a todo el mundo occidental romano. Prueba de ello son las ánforas de aceite marcadas con los sellos de las provincias béticas, que fueron transportadas a lo largo de los grandes ríos europeos: Ródano, Rin, Garona y Danubio.
Desde la expansión del Imperio Romano, el olivo se ha vinculado al mar Mediterráneo y en sus costas se ha cultivado ininterrumpidamente hasta la actualidad. Todos los pueblos mediterráneos tienen su propia forma de producir aceite de oliva, aceitunas y una larga lista de otros productos de gran importancia para la gastronomía, medicina, cosmética, etc., que cuentan con una gran aceptación local e internacional.