Desde los orígenes de las civilizaciones el hombre como dominante en la pirámide ecológica ó al menos camino de ello, observador permanente del mundo y los rincones que le rodeaba, recolectó, preparó y probó las esencias, caldos y partes de la mayoría de las plantas que tenía a mano.
Ahí comenzaría esos conocimientos sobre las plantas que podían consumirse o no. Y eso ha llegado hasta nuestros días, actualmente la mayoría de las plantas medicinales son imprescindibles y seguramente las que aún quedan por descubrir aún lo sean más.
Tenemos que valorar que todo lo que en la naturaleza existe puede y habría que pensar que pudiera ser útil o de cierto valor para nosotros, desde el punto de vista de nuestro egoísmo, claro. Físicamente todo en la natura es imprescindible, pocas cosas por no decir ninguna son rechazables, dentro de ese perfecto equilibrio natural.
Plantas prácticamente hay en todos sitios y las propiedades curativas de una gran mayoría de ellas son hoy una botica con la que curar muchas de nuestras dolencias y enfermedades.
Aunque tan solo sea por nuestro propio egoísmo, el futuro de nuestra humanidad dependerá en gran medida de los recursos naturales de los que disponemos en la actualidad. Y que por ese mismo egoísmo deberíamos mantener y evitar su deterioro. Lo digo por nuestro egoísmo, vamos a ser extremadamente egoístas y no destruyamos lo que para unos creó Dios y para otros los recovecos de la selección natural pero al fín y al cabo se puso al servicio del hombre. El poder curativo de las plantas es incuestionable.
No lo olvidemos cuando veamos tirando herbicidas en los campos de cultivo o en eriales. Ese herbicida puede matar y de hecho mata a toda planta que ignorantemente pensamos es perjudicial sobre todo cuando junto a ella hay un cultivo rentable.
Lo hemos visto con plantas como la solanum que ha invadido la totalidad del planeta y que debe eliminarse por procesos mecánicos y manuales para qué químicos agresivos que todo lo mata y que al final no sirven de nada.
Ecología por favor y un poco de egoísmo sano para que nuestras plantas medicinales sigan siendo nuestros más preciados tesoros de la botica de natural.