Nuestra entidad es una de las que mas se preocupan por el mantenimiento del litoral, en este caso el español y mas concretamente el de la zona de Tarragona. Hace meses que estamos limpiando y repoblando el Cap de Salou, mediante un programa conjunto con el Comité Español de la UICN y la Obra Social de Caja Madrid. Gracias a esta y a otras muchas acciones que desarrollamos se puede evitar la degradación de nuestras costas. Es un primer paso pero, ¿Qué hacemos con el mar? ¿Cuál es su estado actual? ¿Estamos gestionando bien sus recursos? ¿lo estamos sobreexplotando?
Estas respuestas son las que debe evaluar toda aquella gente que forma parte del Ocean 2012 para, posteriormente, trasladarlas en forma de propuestas y demandas a los organismos políticos pertinentes. Ahí empieza, como decía antes, la radiografía del mar.
El principal problema que se nos pone encima de la mesa es la sobreexplotación a que están siendo sometidos nuestros mares y océanos y los efectos que esta conlleva: perdida de especies marinas, peligro de extinción de muchas otras por la incapacidad temporal de reproducirse y, para rematar la mala gestión marítima, los numerosos vertidos de crudo que se producen anualmente y la destrucción del fondo marino por parte de ciertas artes de pesca y, sobretodo, el mal uso que hacen de ellas algunas embarcaciones donde prima mas pescar mucho que pescar en condiciones.
Hay que hacer propuestas ya y en Mediterrània-CIE las tenemos. El esquema de solución es sencillo: un mayor control de las capturas de pesca que realizan las embarcaciones, la reducción de la flota pesquera en algunas zonas, la ampliación de los periodos de veda biológica y una reforma de las leyes actuales para redistribuir las aguas donde se permite la pesca. Me explico más extensamente.
Hay que ejercer presión sobre las barcas de pesca, aumentando el control policial en tierra y si es necesario en alta mar para evitar que se pesquen especies ilegales o que lleguen a la venta, muchas veces ilegal y no en la subasta, de ejemplares jóvenes que no llegan a las medidas mínimas establecidas. Este control debe hacerse extensivo a los locales de restauración que permiten esta ilegalidad comprando estas especies aun en crecimiento sancionándolos con ejemplaridad, una sanción que debe ser aun mayor para el patrón de la barca que haya pescado esos ejemplares.
En aquellas zonas donde el mar ofrece menos frutos hay que reducir el número de barcos, reajustar la flota, para evitar que la falta de pesca perjudique al conjunto y obligue al mismo a buscar alternativas como la pesca de especies ilegales, la navegación en aguas no permitidas o la ampliación de las jornadas de pesca para conseguir mayores capturas.
Estas ampliaciones se producen cuando se levantan las vedas ecológicas. El periodo de reposo que ha tenido el mar, durante el cual las diferentes especies se han regenerado y reproducido, no sirve de nada si cuando se reabre el periodo de pesca se captura el doble o el triple que antes de iniciarse la veda. Hay que acabar con la situación actual que lamentablemente se traduce en el arte de reventar el mar en dos semanas para dejarlo vacio y temblando dando paso de nuevo al periodo de poca pesca que conlleva el sufrimiento de las tripulaciones y sus patrones.
También se deben revisar las leyes actuales y redistribuir las aguas internaciones donde se puede capturar el pescado poniendo especial atención, con la reforma de las leyes locales, en las áreas de mayor pesca que son aquellas donde operan las embarcaciones que abastecen a los mercados locales o provinciales. Con esta regulación de las leyes se podrían acotar las franjas donde pescar repartiendo con mayor equidad e imparcialidad el producto a obtener (la pesca) en la zona de obtención (el mar).
Para acabar sigo reclamando, por milésima vez, que los gobiernos sanciones con la mayor dureza a las compañías propietarias de aquellos barcos que vierten crudo y otros residuos en nuestros océanos, los que limpian sus bodegas en alta mar, los que contaminan y niegan haber contaminado. Basta de monopolios y multinacionales que cierran las bocas de los gobernantes con dinero y no son presionados. El mar empieza en las playas pero no tiene fin. Dejemos de golpearlo con esta brutalidad si queremos su futuro inmediato. Las que hago no son propuestas vacías de contenido, son realidades cotidianas. ¿Pan para hoy y hambre para mañana? NO, GRACIAS.
Ángel Juárez Almendros
Presidente de Mediterrània-CIE
www.mediterrania-cie.org