Debido a su rareza y a sus colores llamativos, la rana arlequín de Manta Real estuvo entre las especies «top 10» a ser buscadas por la iniciativa de Conservación Internacional. Esta ranita fue vista por última vez en 1995. Análisis de especímenes colectados antes del 1995 revelaron la presencia de un hongo patógeno que ha estado involucrado en la extinción de especies de anfibios en todo el mundo. Por ello, se temía que la especie esté extinta.
Por ello el reciente redescubrimiento de la especie fue recibido con muchísimo interés por la comunidad científica nacional e internacional. El hallazgo tuvo lugar el 15 de octubre de 2010 en el límite entre las provincias de Cañar y Guayas, sector de Manta Real. Se encontró un solo individuo adulto en buen estado, la ranita estaba posada sobre una hoja a orillas del río.
El proyecto estuvo liderado por Santiago Ron (Curador de Anfibios del museo). En la búsqueda participaron los investigadores Eduardo Toral y Elicio Tapia. Santiago Ron comenta que «El redescubrimiento fue completamente inesperado y nos llena de optimismo sobre las perspectivas de conservación de esta especie. Sin embargo, el bosque donde encontramos a esta ranita no está protegido sino que es parte de una finca dedicada a la agricultura y la ganadería. En la zona hay mucha deforestación y otras presiones humanas que ponen en peligro la futura supervivencia de la especie. Es indispensable que el estado proteja el bosque. Nuestro equipo de investigadores tiene planificado iniciar un monitoreo de la población para estimar cuántas ranas sobreviven y desarrollar un plan de manejo que garantice la supervivencia de estas ranas que están en muy grave riesgo de extinción».
Esta especie vive en riveras de los ríos y la selva tropical de tierras bajas en el suroeste de Ecuador. Poco se sabe acerca de sus hábitos reproductivos, pero es probable que se reproduzcan en arroyos como otras especies en el género.
Las ranas arlequín se han visto particularmente afectadas por la disminución y extinción de sus poblaciones. Entre sus principales amenazas se cuentan la destrucción del hábitat, enfermedades y cambio climático.