Los representantes del Grupo La Encina, José Saiz Gómez, Ignacio Saiz y Elena Álvarez, acompañados del representante de Tecnalia, Iker Pineda, han explicado al consejero los mecanismos para evaluar el potencial de árboles autóctonos, concretamente de la encina, como sumideros de gases de efecto invernadero, informa el Gobierno en una nota.
Pineda ha mostrado a Martín los diferentes aparatos de medición que recogen datos cada media hora de absorción de CO2 con sensores que miden diferentes variables, como el viento en tres dimensiones, la humedad del aire y del suelo, y el tamaño de diámetro de los ejemplares analizados, detectándose la existencia de un ciclo diario de crecimiento del diámetro del tronco durante las horas diurnas y un decrecimiento en las nocturnas.
El vivero, con una superficie de 15 hectáreas, destina aproximadamente medio millar de encinas a este proyecto que está apoyado por el Gobierno de Cantabria y trata de conocer los mecanismos de control del intercambio de los gases de efecto invernadero a escala regional y la vulnerabilidad de las especies al cambio climático, además de sentar las bases para disponer de una red de estaciones que permitan cubrir especies vegetales en Cantabria, y mejorar así la competitividad y la productividad del sector forestal.
En su primer año, el proyecto ha realizado una base de datos de absorción de CO2 y de variables atmosféricas, y un estudio detallado de los mecanismos de absorción por parte del ecosistema.
Además, se ha evaluado a la encina común como sumidero de CO2 y se ha estudiado su crecimiento en relación con el CO2 fijado por medio de la fotosíntesis.
En estos estudios, basados en la experiencia de este vivero de encinas, se ha comprobado que existe un comportamiento análogo a la fijación de CO2 por las especies vegetales y el establecimiento de la relación entre el CO2 absorbido, las variables atmosféricas y el crecimiento del árbol.
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