Esta respuesta no puede calificarse sino de despropósito, ya que estos peces de una especie en clara regresión son los últimos que quedan en éstos ríos. Lo correcto cuando una especie está en riesgo de desaparición es protegerla al máximo y no dejarla desaparecer, como pretende la Consellería de Medio Rural.
La excusa oficial se basa en no tomar medidas restrictivas que afectarían a la pesca del reo, como la eliminación de cebos naturales que son dañinos también para los alevines de salmón, o la conversión da alguno de estos tramos tradicionales en tramos de pesca sin muerte, que favorecen la conservación de las especies ícticas amenazadas. Recordamos que el reo, la variedad migradora al mar de la trucha común, también ha visto mermadas sus poblaciones gallegas en grado sumo.
Brilla por su ausencia una vez más el que ni dicho Servicio Provincial de Medio Rural ni el representante de Aguas de Galicia se hayan pronunciado sobre casos muy graves como la desecación del Eume por parte de Endesa, los abusos sobre el Grande, el Mandeo y el Anllóns, la derivación de todo el caudal del Castro por la piscifactoría de Tres Mares o la carencia ilegal de una escala íctica en la presa de Cecebre. También reviste gravedad el caudal mínimo que se le ha dado al Tambre con aguas procedentes del fondo del embalse, que han empobrecido la parte baja del río, un caso semejante al que plantea hacer ahora Endesa con el Eume en el Parque Natural de las Fragas.
Todo parece indicar que otro año más los pocos salmones de Coruña seguirán sin protección para el lamento de los pescadores y los amantes de los ríos, en perjuicio del desarrollo rural de los pueblos ribereños.