«Durban no trajo el progreso que necesitamos en cuestiones fundamentales, que son reglas estrictas para asegurar que la deforestación se reducirá en el planeta», evaluó Lars Lovold, director de la Fundación Rainforest de Noruega.
Una de las principales decisiones de la Conferencia del Clima de la ONU celebrada en Cancún en 2010 fue el programa REDD+, destinado a asegurar apoyo financiero y técnico para que los países combatan la deforestación, del Congo e Indonesia hasta Brasil y Guatemala, y que incorpora los bosques a la lucha contra el cambio climático.
La deforestación de las selvas representa alrededor del 17% de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global de la Tierra, más que la suma de lo que emite todo el transporte del planeta.
La conferencia de Durban, que terminó el domingo tras 14 días de maratónicas sesiones, trajo avances para el REDD+, pero «a paso de tortuga»: abrió puertas a un futuro mercado de carbono, dejó claro que debe haber financiación pública, y estableció que habrá reglas que garanticen la reducción de emisiones y salvaguardias de respeto a los pueblos indígenas y locales y a la biodiversidad. «Pero faltó concreción», explicó este experto.
«No hubo avances en la definición de fuentes de financiación a largo plazo, y sin esto no podemos hablar de sustentabilidad del REDD», dijo este miércoles Louis Verchot, científico del Centro Internacional de Investigación Forestal (CIFOR).
Los negociadores de 194 países en Durban se concentraron en conseguir un acuerdo para crear un régimen legal que comprometa a todos los países en la lucha contra el cambio climático después de 2020.
«El REDD fue eclipsado en Durban por las cuestiones más amplias», dijo a AFP Bruce Cabarle, líder de la iniciativa de Bosques y Clima de la ONG World Wild Fund (WWF) y pidió prisa a los negociadores.
«Todos los análisis dicen que necesitamos reducir muy pronto las emisiones por deforestación para limitar el calentamiento global a 2ºC, y para eso la definición del REDD es fundamental», consideró.
El REDD significa reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por la deforestación o degradación de los bosques y prevé pagos para mantener los bosques intactos. Su versión REDD+ amplía ese concepto con un reconocimiento al papel de almacenar carbono y de la conservación.
«Para nuestros países con amplia cobertura de bosque, el REDD es fundamental para hacer efectiva nuestra contribución en la reducción de las emisiones. Eso requiere apoyo técnico y recursos, que es una responsabilidad planetaria que no hemos visto», dijo a AFP María Fernanda Espinosa, ministra de Patrimonio de Ecuador.
En un momento en que los científicos denuncian un fuerte aumento de los índices de deforestación en África, la vicepresidenta de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial, Rachel Kyte, dejó claro el reto: «Los bosques no pueden ser preservados si las personas tienen hambre».
«Es un pecado mundial que no tengamos REDD. Combatir la deforestación es la opción que ofrece más resultados a corto plazo en la reducción de emisiones en la atmósfera, eso sin contar la importancia de los bosques para la lluvia, la conservación de la biodiversidad y el agua», dijo a AFP Franz Tattenbach, presidente del Instituto de Desarrollo Sostenible de Canadá, quien en los años 1990 impulsó el primer programa de pago por servicios ambientales, en Costa Rica.
«La deforestación destruye un estimado de más de siete millones de hectáreas por año en los bosques del planeta, donde viven más de 1.000 millones de personas», añadió.
Las acciones contra la deforestación son críticas en Brasil e Indonesia, países que aunque hicieron avances «concentran más del 70% de las emisiones de la deforestación»; también son necesarios avances en la cuenca del Congo, Malasia y Birmania, y otras áreas de América Latina, destacó Verchot a AFP.
Muchos países se han adelantado a las definiciones del REDD para estar preparados cuando el sistema esté lanzado, y hay iniciativas de grandes donadores, como Noruega, o a través del Banco Mundial, pero las reglas y la capacidad de los países de aplicarlas demoran.