Las aves migradoras pueden exponerse de forma inesperada a situaciones desfavorables al alcanzar sus áreas de destino, donde ocasionalmente han de hacer frente a condiciones meteorológicas adversas o a la falta puntual de alimento. En este escenario, las infraestructuras humanas cobran una importancia especial para un número creciente de especies animales que se sirven de ellas para responder a corto plazo a cambios microclimáticos intensos.
El presente estudio se desarrolló entre los años 2009 y 2012 y utilizó como modelo el Chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis), una ave migradora que frecuenta caminos y carreteras para alimentarse y que resulta fuertemente afectada por los atropellos en carretera. El objetivo principal de este trabajo fue evaluar el efecto de la estacionalidad y las condiciones meteorológicas sobre el uso por parte de estas aves de una red de carreteras y caminos del área de Doñana.
Los resultados revelaron que los Chotacabras utilizan preferentemente pistas de grava durante los meses centrales del verano y las noches más cálidas, mientras que se concentran sobre carreteras asfaltadas durante los pasos migratorios o en las noches más frías, aprovechando el calor que éste retiene durante la noche. Sin embargo, las muertes por atropello se incrementan significativamente en aquellos periodos en los que las aves utilizarn preferentemente el asfalto, habitualmente transitado por un mayor número de vehículos que circulan a gran velocidad. La capacidad de los Chotacabras para seleccionar el tipo de sustrato más adecuado en cada momento parece ayudarlos a minimizar los elevados costes energéticos derivados del mantenimiento de la temperatura corporal. No obstante, el aparente valor adaptativo de esta ingeniosa respuesta podría quedar diluido por la elevada mortalidad asociada a la actividad humana.
(http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00063657.2012.753400).
Con la colaboración de Carlos Camacho – Estación Biológica de Doñana (CSIC)