Día Mundial de los Camellos 2023. En el mundo existen tres especies. Son mamíferos que pertenecen al género artiodáctilos (ungulados que se apoyan en dedos pare) y a la familia Camelidae. En la ecualidad solo quedan tres de las 6 especies originales: el camello salvaje (Camelus ferus), el camello doméstico (Camelus bactrianus), ambas especies tiene dos jorobas. Y el dromedario (Camelus dromedarius) que solo tiene una protuberancia en el lomo.
Estos animales son originarios de Asia y África, aunque proliferaron también en Europa durante muchos siglos. De hecho, el camello como tal se domesticó hace miles de años. Con excepción del salvaje del que quedan menos de 1000 ejemplares (en el desierto de Gobi). Y se encuentra clasificado como el peligro crítico en la lista roja de la UICN. Del dromedario no se conocen especímenes salvajes desde hace al menos 2 milenios.
Los camellos y dromedarios han servido al ser humanos como medio de transporte. Su capacidad de recorrer grandes distancias llevando grandes pesos en su espalda. Y sin necesitar prácticamente agua, los hace especialmente útiles en áreas desérticas. Por ello, a día de hoy se los puede hallar casi en cualquier lugar árido. Son comunes en los desiertos de África, América, Asia y Australia.

En peligro crítico
Las actividades humanas han puesto en grave peligro a la única de las especies de camellos que aún sobrevive en estado salvaje. Lo hacen en el desierto de Gobi que comparten Mongolia y China. Se sabe que en ambos países se los está intentando proteger, pero la especie se enfrenta a graves problemas por parte de los humanos.
La presión que los locales ejercen por los territorios que ocupan estos grandes animales es enorme. Lo cual los empuja a áreas cada vez más acotadas. Esta situación de estrés limita su capacidad de reproducción. Además, la fragmentación de sus hábitats genera cruces endogámicos, lo que no contribuye a la recuperación de la especie.
Por otra parte, los humanos los han cazado siempre para comer su carne, por lo que las medidas de protección también pasan por la reeducación de los habitantes del desierto. Con el fin de que comprendan que, si no los dejan en paz, se acabarán extinguiendo. Por ello, a pesar de las prohibiciones, aún prospera la caza furtiva.

Sufrimiento detrás de la foto
Cientos de organizaciones y particulares han denunciado en repetidas ocasiones el problema que hay detrás de los paseos en camello. Estos se ofrecen en muchos lugares como atracción turística. Pero lo que muchos ignoran es que tras la foto puede haber un calvario para miles de camellos y dromedarios y mucho maltrato animal.
Los entrenadores de estos animales llevan palos y golpean sistemáticamente a los camellos y dromedarios. De hecho, bajo las vistosas mantas que cubren sus lomos hay cicatrices y a veces heridas sangrantes. Son animales muy sensibles e inteligentes que no quieren estar al sol ni que los monten extraños. Por eso es necesario atarles las patas. Otro suplicio al que están sometidos cada día.
Si viajas a algún sitio donde ofrezcan paseos sobre camellos o dromedarios, no sea cómplice de su dolor. No pagues para subir sobre su lomo para echarte unas fotos. Piensa que detrás de esas instantáneas hay una vida de esclavitud inmerecida. Y que, si dejamos de pagar por ello, se acabará el negocio y el sufrimiento. Día Mundial de los Camellos 2023.