La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) inició hace varios años la tala de «la chopera ilegal» que abarcaba las márgenes de los ríos de varias localidades. Dicha acción tuvo como objetivo principal cortar «el máximo posible» de ejemplares no autóctonos, por los problemas de seguridad para las personas y el riesgo ante posibles crecidas.
El organismo regulador remarcó en su momento que «los responsables de la plantación no obtuvieron los permisos correspondientes, por lo que la chopera se abandonó, quedando los árboles como parte de la vegetación de ribera». La siembra se produjo hace décadas y la especie introducida cuenta con un crecimiento muy rápido, pero si no hay una tala programada, siguen creciendo y caen con facilidad, por lo que resultan realmente peligrosos.
Restauración de las márgenes de los ríos
URA ha restaurado 8,5 hectáreas en márgenes fluviales ocupadas por choperas durante los últimos dos años en diversas localizaciones como Nanclares, Víllodas, Manzanos y Leciñana de la Oca (Zona de Especial Conservación-ZEC del río Zadorra). Dicha restauración ha necesitado que se planten torno a las 10.000 plantas y un presupuesto total de 132.000 €.
Se trata de una práctica habitual donde, una vez se han talado las choperas y mediante acuerdos con entidades locales, se llevan a cabo plantaciones con especies autóctonas de ribera, con el objetivo de lograr la mejora ambiental del ecosistema fluvial. Entre otras actuaciones, se revegetan parcelas colindantes a los cursos de agua donde la vegetación autóctona de ribera es escasa o insuficiente.
Aunque puedan parecer bosque natural, las explotaciones forestales como las choperas son monocultivos que impiden el correcto desarrollo del bosque autóctono de ribera degradando así el ecosistema fluvial. Muchos de estos cultivos, además, se han ubicado históricamente sobre el propio dominio público hidráulico, modificando las dinámicas fluviales del tramo.
Con todo ello, tras la tala de los chopos para su aprovechamiento, se ha acordado con las entidades propietarias de los terrenos el destoconado de estas parcelas y posteriormente la plantación de vegetación autóctona de ribera para restaurar así importantes superficies del ecosistema fluvial local.
Además de las plantaciones se han realizado acúmulos de madera muerta con el objetivo de replicar el hábitat original del bosque de ribera, donde la madera muerta cumple una labor fundamental sirviendo de refugio y zona de alimentación para especies en peligro de extinción como el visón europeo.