Ecologistas en Acción ha denunciado recientemente el intento de blindar la caza como Bien de Interés Cultural, una medida que, según la organización, supone un grave retroceso en la protección de la fauna y en los esfuerzos de conservación en España.
Esta iniciativa pretende otorgar a una práctica tradicional como es la caza, considerada por sus promotores como parte del patrimonio cultural, un estatus legal que dificultaría su regulación y podría legitimar actividades controvertidas que afectan directamente a las especies silvestres.
La caza con reclamo consiste en atraer a aves mediante llamadas o señuelos para abatirlas, una técnica que, aunque histórica, genera críticas por su impacto sobre poblaciones de aves y ecosistemas.
Ecologistas en Acción sostiene que calificar esta práctica de la caza como Bien de Interés Cultural no solo invisibiliza sus efectos negativos, sino que también restringe la capacidad de aplicar medidas de conservación y protección de la biodiversidad, contradiciendo los compromisos ambientales internacionales que España ha suscrito.
Ecologistas en Acción denuncia el intento de blindar la caza con reclamo como Bien de Interés Cultural
Ecologistas de Extremadura se han posicionado en contra de la posible declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la caza de la perdiz con reclamo, «una aberración sin sentido en el siglo XXI», y presentará alegaciones a esta posible declaración, a su juicio, «con tintes más políticos que técnicos».
En un comunicado, han indicado que esta modalidad de caza «no es un bien para la conservación ni para la biodiversidad, comporta maltrato animal», al someter «a cadena perpetua de por vida en una cárcel de castigo donde no puede moverse y produce la muerte de los especímenes mejor dotados en un momento crítico como es la reproducción».
Ecologistas de Extremadura se han posicionado en contra de la posible declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la caza de la perdiz con reclamo, «una aberración sin sentido en el siglo XXI», y presentará alegaciones a esta posible declaración, a su juicio, «con tintes más políticos que técnicos».
Para ellos, no es merecedora de una protección cultural, impulsada además por «interés lobista», sino más bien de «un análisis sociopático de como una técnica de caza puede pervivir apoyada no sólo en el cautiverio sino en la crueldad animal».
El informe oculto y las dudas sobre la motivación política
Han explicado que desde la Junta «se apoya» la inclusión de esta modalidad de caza en el catálogo de BIC a propuesta de la Federación Extremeña de Caza, en base a un informe encargado por ésta a un equipo de investigadores de Antropología Social que «todavía no ha sido facilitado a las entidades que lo han solicitado», en «cierto desprecio y ocultismo a la sociedad».
«Que una modalidad tradicional de caza pueda dar lugar a prácticas que sean estudiadas en el tiempo es una cosa, pero que haya existido o se siga manteniendo, no implica que deba continuar si incumple, como es el caso, los estándares mínimos exigibles de bienestar animal, etología y ecología animal de la especie», han apostillado.
Esta práctica, ha recordado, se basa en mantener enjaulado un macho de perdiz que en época de celo, enero y febrero, se coloca en el campo para que con su canto atraiga a otros machos o hembras, mientras «el cazador permanece escondido a algunos metros dispuesto a disparar sobre todo lo que se acerque incluido especies protegidas (como la muerte de un lince en Don Benito)».
En este sentido, ha asegurado que «el celo y la reproducción son dos momentos en los que se prohíbe expresamente la caza por cuestión de conservación, pero también por cuestiones éticas, ya que esta modalidad priva al animal a batir el requisito mínimo de la huida».
«Eliminar ejemplares cuando van a realizar su reproducción es una práctica insostenible para la conservación de la especie. La jaula del reclamo tiene el espacio justo para que quepa, no puede dar ni un paso, ya que su instinto sería el de volar y estrellarse contra la jaula, lo que es considerar maltrato animal», ha detallado.
Ecologistas en Acción insiste en la necesidad de conciliar la preservación del patrimonio cultural con la protección de la fauna y los ecosistemas, promoviendo alternativas que reconozcan la tradición sin comprometer la biodiversidad.
Según estos ecologistas es precisamente esta prohibición y el «cuestionamiento europeo» a esta modalidad de caza en época de reproducción y con maltrato animal, lo que «está detrás de este interés» por parte de la Fedexcaza por «blindar la práctica de esta actividad en Extremadura intentando dejar sin maniobra cualquier tipo de futura limitación».
Así, han advertido de que las poblaciones de perdiz roja están en declive en muchas zonas de Extremadura y necesitan políticas públicas adecuadas que deben ser articulad
as a través de un plan de recuperación propuesto de forma multidisciplinar y «no de medidas aisladas de cara a la galería que intentan mantener el status actual de la caza por encima de la realidad de la naturaleza».
«La política extremeña es rehén del lobby de la caza y sus intereses económicos por encima del bien común y de la constitución, intentando a través del chantaje público de los votos conseguir cosas que técnicamente no son ni éticas ni viables», han recalcado.
Reclamo social por un modelo de relación con la naturaleza más justo
Así, creen que la sociedad debe apostar por un cambio de estas «prácticas arcaicas», tradiciones en las que exista «un uso, abuso y maltrato animal» para «de verdad mantener relaciones con la naturaleza que respondan a una cultura en equilibrio con nuestro entorno y los seres vivos que nos rodean»
Ecologistas en Acción insiste en la necesidad de conciliar la preservación del patrimonio cultural con la protección de la fauna y los ecosistemas, promoviendo alternativas que reconozcan la tradición sin comprometer la biodiversidad.
La organización llama a la sociedad y a las autoridades a reflexionar sobre el impacto de este tipo de medidas y a garantizar que las decisiones políticas no favorezcan intereses particulares en detrimento del medio ambiente, la conservación de especies y la ética en el trato de los animales.
En definitiva, el debate sobre la caza con reclamo y su posible blindaje como Bien de Interés Cultural pone de relieve la tensión entre tradición y conservación en España, subrayando la necesidad de políticas equilibradas y responsables. Seguir leyendo en ECOticias.com / EFE
