Estas nuevas poblaciones que se encuentran en Castilla-La Mancha, sumadas a las que se crearon recientemente en Murcia y en la provincia andaluza de Granada, son significativas para alcanzar el objetivo de conseguir que la población se sitúe entre los 3000-3500 ejemplares y haya al menos 750 hembras. Si se alcanza esta meta se podría considerar que definitivamente el lince es una especie que se encuentra fuera de peligro.
La historia del lince ibérico en la península, de la que es endémico, ha estado íntimamente vinculada a las actividades antropogénicas que lo han llevado al borde mismo de la extinción, a causa de la pérdida de su hábitat y de la caza indiscriminada de sus presas naturales: los conejos, y de los mismos linces.
Recuperando a los linces ibéricos
El calentamiento global no ayuda
Con el aumento de las temperaturas globales y el creciente estrés ambiental en los ecosistemas del sur de la península ibérica, la expansión hacia áreas más septentrionales podría ofrecer en el futuro hábitats más adecuados que actuarían como refugios climáticos para los linces ibéricos.
Estas nuevas poblaciones no solo contribuirán a la diversificación genética y a la expansión del área de distribución de la especie, sino que también aumentarán la resiliencia del lince ibérico frente a los cambios ambientales previstos para las próximas décadas.
Viabilidad de la especie
Ocho nuevas poblaciones para garantizar la viabilidad a largo plazo de la especie:
Estas acciones responden a una de las necesidades clave identificadas en las jornadas “El lince ibérico mirando hacia el futuro”, organizadas en 2019, donde, tras un análisis exhaustivo, se estableció la importancia de crear ocho nuevas poblaciones para garantizar la viabilidad a largo plazo de la especie. La expansión del lince ibérico en nuevos territorios supone alcanzar un tamaño demográfico adecuado que asegure la conservación del lince ibérico y su estatus de conservación favorable.
“Los efectos de la crisis climática nos han llevado a buscar zonas alternativas donde poder expandir el territorio del lince ibérico y garantizar hábitats que permitan la supervivencia y crecimiento de estas nuevas poblaciones. Lograr este objetivo refleja el éxito de las estrategias implementadas y la colaboración entre administraciones y entidades, además de la importancia del compromiso de las nuevas comunidades autónomas que se han sumado a nuestros esfuerzos para la recuperación de la especie”. Ramón Pérez de Ayala, experto en lince ibérico.