La compañía BP anunció ayer jueves que ha concluido con éxito las operaciones de sellado del pozo fracturado en el Golfo de México, lo que podría suponer el final del mayor desastre ecológico sufrido por Estados Unidos a lo largo de su historia. Thad Allen, el encargado de la coordinación de las maniobras de sellado del gobierno estadounidense, se ha mostrado sin embargo menos optimista, diciendo que este es sólo un paso adelante pero no el final de la catástrofe.
El sellado del pozo tenía dos fases. Durante la primera, debía empujarse el petróleo hacia el fondo inyectando lodo pesado en el pozo, y en la segunda debía sellarse el mismo con cemento.
La buena marcha de las operaciones llevó a proceder al sellado final sin esperar a que terminara la excavación del pozo auxiliar, de unos 5.500 metros de profundidad, que debía permitir clausurar la parte inferior del depósito mediante una nueva inyección de lodo pesado y cemento. Sin embargo, la excavación del mismo no se detendrá y está previsto que sea concluida el próximo 15 de agosto.
Según las cifras que maneja la Casa Blanca, se ha recogido hasta el momento un 74% de los 4,9 millones de barriles de petróleo que se cree se han vertido al pozo desde el pasado mes de abril. A pesar de todo, las tareas de limpieza siguen siendo cruciales para neutralizar el petróleo que sigue invadiendo las costas norteamericanas y que aún flota en las aguas.
Ahora, otro de los puntos clave que quedan pendientes es el de las compensaciones que se darán a los afectados por el vertido, y conseguir que BP cumpla con sus obligaciones para resarcir económicamente al país por el desastre que ha provocado.