Y es buena noticia que eso implique un análisis riguroso de datos y cifras, muy distinto de lo que se viene reflejando hasta el momento en buena parte de los medios de comunicación. Afortunadamente, y para desasosiego de sus promotores, el debate del SDDR ha pasado al terreno científico y no se ha mantenido en el de la percepción y de las emociones, desde el que se ha intentado, afortunadamente sin éxito, que el sistema se hiciera obligatorio sin discusión.
Para que se haga una idea de qué representan los SDDR actuales, me gustaría proponer al lector un pequeño ejercicio. Vaya a una media o gran superficie, el lugar donde puede encontrar prácticamente todos los productos de consumo a la venta. Recorra ese comercio y párese un momento en el punto que quiera de cada pasillo. Observe los productos y cómo están envasados. Empiece por lo que no es alimentación, siga por alimentos sólidos incluyendo los congelados y precocinados, continúe por los productos cremosos y deje para el final los líquidos de alimentación. Encontrará vinos, licores, cavas, leche, aceites, caldos, salsas, aguas, zumos, cervezas y refrescos. Tal vez me deje alguno.
El SDDR se aplica solamente a una élite de productos: zumos, agua, refrescos y cervezas. En algunos países donde está en vigor ni siquiera a todos ellos ni a todos los formatos de envases en que se presentan esos productos. Tampoco se aplica a envases domésticos de gran tamaño -por ejemplo garrafas de cinco o más litros tan comunes en nuestro país- o muy pequeños. Tal vez se pregunte por qué sólo esos. Lo sabrá más adelante.
Estas bebidas se envasan en general en formatos reutilizables para bares y restaurantes. Para el consumo en el hogar, la mayor parte de la cerveza y buena parte de los refrescos están envasados en lata, el envase de bebidas más reciclado en España y en todo el mundo. La mayor parte del agua y los refrescos están envasados en PET, el envase de plástico más valioso y reciclado en España. Los zumos, en su mayor parte se venden en cartones para bebidas, pero ojo, la mayor parte de los cartones de bebidas se utilizan para leche o vino, que no estarían incluidos en el sistema. Todos se encuentran también en botellas de vidrio, pero la gran mayor parte de los envases de vidrio son para productos que no estarían en el sistema.
Los envases que no pertenezcan a la élite de zumo, agua, refrescos o cerveza los puede – en realidad los debe – llevar para su reciclado a un contenedor debajo o cerca de su casa, azul, para envases de cartón; verde, para tarros o botellas de vidrio o amarillo para los envases de plástico, metal o cartones de bebidas.
Por cada uno de los envases de élite, en cambio, habrá tenido que pagar 25 céntimos más, que sin duda querrá recuperar. Prepárese a llevarlos vacíos, y eso sí, sin dañarlos-cuidado de no romper ninguna botella o aplastar una lata o botella de plástico, porque no se lo devolverán-, hasta ese mismo centro comercial, y meterlos en una máquina que, por fin, le devolverá su dinero. Como no los puede aplastar como hasta ahora, ocuparán bastante volumen, necesitará el coche, si tiene. Como seguramente gotearán algo, por higiene mejor llévelos en una bolsa de plástico de un solo uso, pero dése prisa en comprarlas, porque es posible que se prohíban en breve.
Si el sistema funciona con el mismo grado de devolución que en países donde ya está implantado, esos envases que no ha podido devolver – esos depósitos no devueltos – le costarán a los consumidores españoles unos quinientos millones de euros, más o menos lo que cuesta actualmente recoger los envases de más de medio millón de contenedores y su separación y selección para su reciclado en noventa plantas de selección repartidas por todo el territorio nacional; de todo tipo de envases y de todos los materiales, incluyendo los de élite pero que lleven otros productos menos distinguidos.
En Alemania en 2008 el material más reciclado fue el acero (93%), pero solo el 0,33% de este metal procedió de envases incluidos en el sistema de depósito (latas de bebidas).
El mismo año, en Noruega el sistema se quedó en 2008 con el 15% de los depósitos pagados por los ciudadanos, importe aproximadamente doble de lo conseguido por la venta de los materiales recuperados, y, al igual que en la furgoneta que recorre España estos días para demostrar la bondad del sistema ¿vendrá de Noruega tal vez? sólo se admiten latas de bebidas y envases de PET de nuestros famosos productos. Eso representa el 1,2% de todos los envases puestos en el mercado en ese país, con 9000 puntos de recogida que obtienen en promedio menos de una tonelada al año de nuestros famosos materiales de élite.
¿Cree usted que así puede reciclar todos los envases que consume? Nosotros no.
No es lícito, para vender treinta y dos mil máquinas de recogida a veinte mil euros la pieza, intentar confundir a toda la sociedad española.
A estas alturas seguro que ya sabe por qué sólo admite los envases de élite.
A estas alturas, seguro que comprende por qué rechazamos de plano este sistema.