Ecologistas en Acción solicita al Ayuntamiento de Valladolid y a la Junta de Castilla y León que apliquen las leyes de residuos y responsabilidad medioambiental a las empresas causantes de la contaminación.
Ante el alarmante estado de las instalaciones de la antigua fábrica de fibrocemento de Uralita, en la carretera de Madrid, por el riesgo de dispersión de fibra de amianto a los barrios próximos, Ecologistas en Acción considera acertada la decisión adoptada por el Ayuntamiento de Valladolid de proceder subsidiariamente al desmantelamiento de la ruina industrial, ordenado el pasado lunes por la Concejalía de Urbanismo ante la pasividad del actual propietario de las instalaciones, la promotora inmobiliaria Reyal Urbis.
No obstante, los ecologistas recuerdan que el principal responsable de la contaminación por amianto es la empresa Uralita, que hasta el año 2002 procesó en la instalación esta fibra mineral cancerígena para la fabricación de millones de metros cuadrados de cubiertas y miles de kilómetros de tuberías de fibrocemento, repartidas por todo el país. En 2006 Uralita vendió su factoría vallisoletana a uno de sus accionistas históricos, la multinacional belga Eternit (hoy Etex), que la cerró en 2009, desmantelando la maquinaria y transfiriendo los terrenos a la inmobiliaria Reyal Urbis.
Hay que resaltar que ni Uralita ni Eternit cumplieron con su obligación legal de descontaminar unos terrenos que albergan todavía una cantidad importante de fibra y material con amianto, y si bien la responsabilidad de la inmobiliaria es indudable por el abandono de las instalaciones, tanto la Ley de Residuos como la Ley de Responsabilidad Medioambiental dejan claro que las operaciones de descontaminación son responsabilidad en primera instancia de los causantes de la contaminación, y sólo subsidiariamente de los propietarios de los terrenos.
Dadas las dificultades evidentes para poder obtener de una inmobiliaria en quiebra el reintegro del millón y medio de euros públicos que al menos van a costar las operaciones de desamiantado de la fábrica, Ecologistas en Acción sugiere al Ayuntamiento de Valladolid que extienda la reclamación de responsabilidad medioambiental a las empresas Uralita y Eternit, cuya solvencia económica es sobrada para hacerse cargo del coste del desmantelamiento de su antigua fábrica. Uralita y Eternit declararon el año pasado unos beneficios de 46 y 152 millones de euros, respectivamente.
Para ello, en opinión de los ecologistas un camino adecuado sería que la Junta de Castilla y León, que hasta el momento ha evitado intervenir en una materia de su directa competencia, declarara los terrenos de Uralita como suelo contaminado, facilitando así la exigencia de responsabilidad por parte del Ayuntamiento a las empresas Uralita y Eternit. El propio procedimiento penal en curso en el Juzgado de Instrucción nº 2 de Valladolid podría también establecer la responsabilidad de los fabricantes de fibrocemento en la situación actual de las instalaciones con amianto abandonadas.
Lo ecologistas recuerdan que la insostenible situación de la antigua fábrica de Uralita es sólo la punta del iceberg de un problema que se resume en tres millones de toneladas de amianto repartidas por edificios e instalaciones de toda España, sin control administrativo, plan de desamiantado ni exigencia de responsabilidad alguna a la empresa Uralita, que durante décadas se lucró con la fabricación y venta de material de construcción cancerígeno, a sabiendas de su riesgo para la salud.
Por ello, Ecologistas en Acción demanda que las Administraciones apliquen el principio de «quien contamina paga» y no pierdan la oportunidad de exigir a esta empresa y a sus propietarios antiguos y actuales, las familias March y Serratosa (con participación minoritaria de Caja España-Caja Duero) que se hagan cargo del coste del desmantelamiento de su fábrica, así como de las indemnizaciones a sus antiguos trabajadores y del desamiantado general del España, tarea que otro país mucho menos expuesto que el nuestro como Suecia ha tardado treinta años en culminar.
Finalmente, los ecologistas llaman la atención sobre la necesidad de extremar el cuidado en las operaciones de desmantelamiento, que no demolición, de la antigua fábrica de Uralita, para evitar la resuspensión de la fibra de amianto esparcida por toda la parcela y su entorno, procediendo a medir las concentraciones de fibra de amianto en los barrios más próximos (muy en particular el de Pinar de Jalón y el Colegio San Agustín) e informando sobre el destino final de las decenas de miles de toneladas de residuos de demolición con amianto que se van a obtener en los próximos meses.
Se conoce como amianto a una familia de fibras minerales utilizadas para la fabricación de materiales de construcción (fibrocemento) y componentes industriales con gran resistencia al calor (tejidos, frenos, etc.). Fue clasificado como cancerígeno en humanos por la Organización Mundial de la Salud en 1973, habiéndose establecido en las décadas anteriores su relación con la asbestósis, el cáncer de pulmón y el mesotelioma o cáncer de pleura. En España fue prohibido en 2002.