Si quieres ser un climariano o climariana debes conocer lo que estás comiendo, es decir, saber de dónde proviene, cómo esta producido, si perjudica a alguien su producción y qué esfuerzo conlleva.
La palabra climariano o climariana (del inglés ‘climatarian’) es ‘una persona que elige lo que come en función de lo que es menos dañino para el medioambiente’, según la definición de Fundéu BBVA.
Es una variante de la dieta flexitariana constituida principalmente de fruta, verdura, legumbre y otros productos de origen vegetal, pero que incluye algo de carne de forma esporádica con el objetivo de reducir su huella de carbono y cuidar su salud.
Quienes escogen una ‘dieta climariana’ tienen como objetivo principal ayudar a revertir el cambio climático.
Tiene en cuenta el lugar de procedencia de los alimentos, que sean de proximidad o locales para reducir la energía necesaria en el transporte; evitar la carne de res (vacuna o bovina) y cordero cuya producción supone mayores emisiones de CO2 a la atmósfera.
En ese sentido, se prefiere consumir carne de cerdo y aves de corral; y, aprovechar al máximo todos los alimentos para evitar a toda costa desperdiciar o tirar nada.
Pero el concepto incluye otros aspectos como no comprar alimentos con envases de un solo uso y optar por aquellos a granel.
Como afirma el último informe del IPCC , la lucha contra la crisis climática requiere un cambio en el uso de la tierra.
Llevar a cabo una gestión sostenible de la tierra y los bosques puede prevenir y reducir la degradación, mantener la productividad y contribuir a la mitigación y adaptación del cambio climático.
Para ello, es necesario modificar todo el sistema alimentario, desde la fase agrícola y ganadera hasta la de consumo, además de la reducción del desperdicio alimentario.
Un paso muy importante, en manos de todos los ciudadanos, es modificar nuestras elecciones dietéticas.
Los ritmos de vida actual nos llevan a adoptar formas de consumo insostenibles. Una persona seguidora de la filosofía climariana tiene en cuenta cuándo, dónde y cómo ha sido producido el alimento que va a consumir, y eso conlleva tiempo y esfuerzo.
Es fácil optar por comprar en el supermercado que hay al girar la esquina de casa, pero la cosa se complica cuando queremos escoger los productos de proximidad y temporada y, por supuesto, sin envases de un solo uso.
Aunque, esta dieta, así como otras lo hacen, no descarta los alimentos por lo que son, sino por su impacto en el medio ambiente.
Incluye carne, pero en su justa medida, ya que la ganadería y la producción de carne conllevan grandes emisiones de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático.
Autora: Alicia Maestre Ducar
Fuente: #PorElClima