Disfrazarse de forma ecológica
Los carnavales pueden ser una buena ocasión para concienciar sobre los valores ecológicos. Durante el pasado carnaval de Santa Cruz de Tenerife, uno de los más multitudinarios de España, algunos de los principales temas de las murgas (cánticos que se realizan en estas fiestas para criticar aspectos sociales) trataban sobre el cambio climático o la contaminación. La temática de los disfraces también puede referirse a algún aspecto relacionado con la actualidad medioambiental. Disfrazarse de contenedor para hacer referencia a los residuos o al reciclaje, de animal herido para denunciar la pérdida de biodiversidad, o de bola del mundo para recordar los problemas del planeta son algunas posibles ideas.
Las ONG o las instituciones públicas medioambientales también pueden llevar a cabo diversas iniciativas prácticas. La Casa del Parque de la Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión y Museo del Bosque organiza unos talleres para que los niños diseñen caretas de carnaval con material ecológico.
En cualquier caso, la concienciación empieza por uno mismo. Las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar, por este orden de prioridad) se aplican en cualquier carnaval que se precie de ecológico, al igual que en el resto de la vida cotidiana. Los disfraces y los elementos decorativos, esenciales de esta fiesta, se pueden aprovechar de otros años. Otra opción es combinar diversas prendas y complementos de casa o intercambiar con familiares y amigos. Los sistemas de trueque ecológico y solidario de origen ciudadano, como Freecycle, o de origen institucional, como Biotrueke, aumentan las posibilidades. De esa manera, se consigue un traje «nuevo» y sin gastar dinero cada año.
Los disfraces también se pueden confeccionar en casa. Los adultos pueden hacerse sus propios trajes y ayudar a los niños a que realicen esta educativa y ecológica manualidad. La imaginación es una poderosa y económica herramienta e Internet puede ayudar: se pueden buscar imágenes e incluso páginas web que explican cómo hacer vestidos de carnaval. El suprarreciclaje, es decir, transformar un objeto sin uso o destinado a ser un residuo en otro de igual o mayor utilidad y valor, se puede llevar a la práctica con disfraces y complementos. En cualquier caso, no hay que obsesionarse por el resultado final: la idea es pasarlo bien, no ir de pasarela.
Los materiales pueden encontrarse en el armario o el desván de casa, o bien en una tienda de telas y complementos. Al igual que si se opta por comprar un disfraz nuevo, hay que fijarse en las materias primas naturales, a poder ser elaboradas de forma ecológica. La gran mayoría de los disfraces industriales se basan en productos sintéticos realizados a partir del petróleo. También hay que tener cuidado con el maquillaje que se utilice. Es preferible usar productos naturales, ecológicos y, en caso de usar uno convencional, hay que fijarse bien en la etiqueta y comprobar que tengan todas las garantías sanitarias. Algunos pueden contener sustancias químicas perjudiciales para la salud, como mercurio o ftalatos.
Por supuesto, hay que huir de todos los disfraces y complementos de poco precio y mala calidad, que no aguantan más allá del mismo día de la fiesta. Lo barato sale caro, no solo para el bolsillo sino también para el medio ambiente. La cantidad de residuos que se generan con los productos de usar y tirar llenan los vertederos y provocan el uso de más materias primas, que aumentan la ya de por sí abultada huella ecológica.
Decoración y comida de carnaval «verdes»
La decoración es otro elemento fundamental de los carnavales. La estrategia es la misma que con los disfraces: recurrir a los clásicos objetos decorativos de años anteriores y cuidarlos bien para que duren para el siguiente, reutilizar objetos usados, decorar la zona de la fiesta con pinturas no tóxicas, aprovechar cartones y papeles usados para dibujar elementos decorativos, etc. Las invitaciones se pueden hacer con materiales reutilizados o mandarlas por correo electrónico o por las redes sociales. En cuanto a la iluminación de las calles, se puede realizar con bombillas de bajo consumo o luces led.
Las torrijas y las tostadas de crema (también llamadas leche frita o crema frita), dos de los alimentos típicos de carnavales, se pueden elaborar de forma casera gracias a las recetas de EROSKI CONSUMER.
Si se va a hacer una comida o cena de carnaval, los consejos ecológicos también deben estar presentes. En la mesa hay que evitar los platos y vasos de usar y tirar, o los productos que vengan con un excesivo empaquetado o que dificulten su reciclaje. En cuanto a los alimentos, son preferibles los del tiempo y de producción local, y siempre que se pueda, ecológicos. El agua embotellada se puede sustituir por una jarra de agua del grifo, una decisión que ayudará al medio ambiente y al bolsillo.
Después de la fiesta, al igual que en el resto del año, los residuos se deben separar de forma correcta para que se puedan llevar a los contenedores de reciclaje apropiados: verde para el vidrio, azul para cartón y papel y amarillo para plásticos y latas. Los elementos de la fiesta que se puedan aprovechar para el año que viene se pueden guardar en cajas y bolsas resistentes y etiquetadas, para acordarse de su contenido.
En cuanto a las chucherías, conviene evitar las elaboradas de forma industrial, o por lo menos no abusar de ellas. En su lugar, se pueden ofrecer frutas, chocolates ecológicos y de comercio justo o hacerse en casa caramelos o galletas con formas decorativas.
ALEX FERNÁNDEZ MUERZA – www.consumer.es – EROSKI