El grupo de trabajo, en el que se integran técnicos de pequeños, medianos y grandes municipios y personal técnico de la Consejería, ha fijado los contenidos de la ordenanza municipal tipo y de una guía que complemente dicha ordenanza, así como un calendario de trabajo para su elaboración, según señala en una nota el departamento que dirige José Juan Díaz Trillo.
Con la normativa autonómica y municipal se sientan las bases para preservar los hábitats naturales más sensibles a este tipo de impacto ambiental, evitar intrusiones del alumbrado exterior en el ámbito privado, garantizar el buen funcionamiento de los observatorios astronómicos y mejorar la eficiencia energética.
Entre los perjuicios de la contaminación lumínica está su contribución a la contaminación atmosférica, a través de las emisiones de dióxido de carbono, y por tanto, su influencia en el cambio climático y el calentamiento global.
La aplicación de las ordenanzas permitirá evitar, igualmente, la emisión de 37.396 toneladas de dióxidos de carbono a la atmósfera y reducir un 11 por ciento el consumo energético.
En este sentido, es importante el beneficio económico que supondrá la aplicación de esta norma por la rebaja de la factura energética de las administraciones. La nueva normativa garantizará la iluminación necesaria para la seguridad ciudadana y regulará también el diseño de las luminarias que, salvo en el entorno de edificios de especial interés patrimonial o cultural, deberán proyectar la luz de arriba abajo y evitar así su dispersión hacia las fincas colindantes y el cielo nocturno.
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