¿A ver si comes pavo tras ver esto? Los pavos son los animales de granja más sacrificados en Europa, después de los pollos y de los cerdos. Pero hasta ahora los legisladores de la UE no se habían ocupado en absoluto de su bienestar. De hecho, los pavos a menudo son descritos por los medios de comunicación como una excelente elección alimentaria.
Nos los venden como la carne más ‘saludable’. Y también hablan de que su consumo es ‘sostenible’, cuando en realidad es todo lo contrario. Y para colmo de males, son considerados como un elemento básico de la cena de Navidad. Aunque visto lo visto, es una de esas tradiciones que más nos valdría superar.
¿A qué se enfrentan los pavos antes de Navidad?
Más de 240 millones de pavos se crían en la UE anualmente. Y una gran cantidad de ellos lo hacen en granjas de cría intensiva. En las que el maltrato y la crueldad son habituales. En estas granjas industriales de pavos a menudo las densidades de población son muy altas. por esta razón estas pobres aves tienden a luchar por un poco de espacio. Y además lo hacen en un entorno estéril.
Sin luz natural ni estímulos adecuados, como perchas y pacas de heno, sufren estereotipia y estrés. Privados de la oportunidad de socializar y/o ejercitarse, los pavos con frecuencia se vuelven agresivos entre sí. Para prevenir este tipo de daños, cuando aún son polluelos, se les cortan los dedos de las patas y el pico. Además, al igual que los pollos de engorde, se promueve el crecimiento anormalmente rápido. Con las consecuentes secuelas de salud que ello tiene en estas aves.
ATENCIÓN: contenido gráfico no aconsejado para personas sensibles.
Cuando aumenta la demanda, como es el caso del período navideño, la problemática se multiplica. Especialmente en los lugares en los que los estándares de protección son bajos o inexistentes. Un video publicado por GAIA, uno de los socios de Eurogrup for Animals se muestra como malviven los pavos en una granja de Flandes.
A lo largo de los años, la investigación de GAIA ha demostrado que estos pavos:
- Viven en cobertizos superpoblados sin acceso a la luz del día.
- No hay prácticamente ninguna medida de higiene.
- Padecen lesiones por roce y golpes y malformaciones de todo tipo.
- Tienen úlceras de decúbito e infecciones.
- Cojean y presentan necrosis de miembros.
- Los más débiles mueren de inanición o sed.
- Agonizando o ya muertos son comidos por predadores ocasionales.
Los hallazgos de GAIA revelan un patrón de maltrato hacia los pavos, que debe ser detenido de inmediato. Michel Vandenbosch, presidente de GAIA, comenta que “debería haber estándares legales concretos, estrictos y orientados a los animales que salvaguarden efectivamente el bienestar de los pavos. De lo contrario, sería mejor cerrar estas granjas definitivamente”.
Regulaciones más estrictas son la única forma de garantizar que estas pobres criaturas no enfrenten una vida de miserias y sufrimiento. Y nuestro deber es no consumirlas, hasta que existan dichas normativas. Además de exigir su imposición. Porque los consumidores también podemos actuar de forma ética y responsable. ¿A ver si comes pavo tras ver esto?