El tabaquismo es una enfermedad crónica, adictiva y recidivante -tiende a reaparecer-. De hecho, la Organización Mundial de la Salud la clasifica como un trastorno mental y del comportamiento, remarcando así la idea más actual de concebir el tabaquismo como enfermedad y no simplemente como un mal hábito.
El tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central. Uno de sus componentes, la nicotina, posee una enorme capacidad adictiva, y es la causa por la que su consumo produce dependencia.
Durante la combustión del tabaco se originan más de 4.000 productos tóxicos diferentes que no solo se asocian con una amplia gama de enfermedades que puede ocasionar el tabaquismo, sino que también son agentes contaminantes del medio ambiente.
Tabaquismo, salud y medio ambiente
Las colillas de cigarrillo se han convertido en el residuo más extendido en todo el planeta, representando una fuente silenciosa pero altamente significativa de contaminación ambiental. Se estima que se depositan en el medio ambiente unos 4,5 trillones de colillas de los 6 trillones de cigarrillos que se consumen al año en el mundo.
Numerosas son las sustancias existentes en las colillas de cigarrillo, habiéndose obtenido pesticidas (presentes en el filtro con potencial efecto tóxico sobre el medio, pudiéndose bio-acumular en la cadena alimentaria humana), etil-fenol (utilizado como saborizante, se acumula en el filtro y presenta potencialidad letal), nicotina (tóxica para animales y humanos), mentol (utilizado como aditivo), dietilenglicol (utilizado como humectante), varios metales pesados, alquitrán y carcinógenos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año, la industria tabacalera cuesta al mundo más de 8 millones de vidas humanas, 600 millones de árboles, 200.000 hectáreas de tierra, 22.000 millones de toneladas de agua y genera 84 millones de toneladas de CO2.
De principio a fin, el ciclo de vida del tabaco es un proceso abrumadoramente contaminante y perjudicial. El tabaco es con diferencia el factor de riesgo responsable de un mayor número de cánceres, siendo responsable de más del 90% de los casos de cáncer de pulmón y es también un agente causal clave en otros muchos cánceres, según la Sociedad Española de Oncología Médica.
Degradación y peligro ambiental por culpa del tabaquismo
Pero el tabaquismo no es solo un problema de salud pública, sino también un factor de degradación y peligro ambiental. Desde Aflofarm, compañía farmacéutica referente en el tratamiento de la dependencia al tabaco, comentan algunos riesgos que el tabaco provoca en nuestro medioambiente:
Deforesta y degrada la tierra
La producción y curado del tabaco tienen un impacto notable en el terreno y la agricultura. La falta de rotación de cultivos aumenta la vulnerabilidad de las plantas y del suelo a plagas y enfermedades. Además, muchos de los productos químicos utilizados en el proceso son perjudiciales tanto para el medioambiente como para la salud de los agricultores.
La deforestación también está relacionada con la producción de tabaco, ya que los bosques son reemplazados por plantaciones y también son empleados para el curado de las hojas. Se estima que cada año se requieren alrededor de 11,4 toneladas métricas de madera para este propósito.
La deforestación contribuye a un aumento de las emisiones de CO2 y al cambio climático, así como a la pérdida de biodiversidad, desertización, mayor erosión del suelo, disminución de la fertilidad y alteración del ciclo del agua.
Contamina el aire y eleva las emisiones de CO2
El proceso de curación del tabaco, conocido como «flue cured», utilizado por ejemplo en la producción del tabaco Virginia, emplea calor generado por la quema de madera para secar las hojas en un ambiente controlado. Este método de curación resulta en una mayor emisión de gases de efecto invernadero, contribuyendo al calentamiento global.
Aunque algunas compañías clasifican sus emisiones, otras tabacaleras aún no lo hacen. Al igual que ocurre con la presentación de informes en general, no existe una fórmula estandarizada para comparar los lugares y procesos implicados en la medición de las emisiones, incluso cuando las tabacaleras las han declarado.
Las colillas del cigarrillo
Son un gravísimo problema para el mar y el control de la basura urbana. La previsión es que durante este 2025 se produzcan nueve trillones de cigarrillos. Las colillas de cigarrillo representan el 40 % de la basura urbana y se calcula que cada año se desechan más de 766.000 toneladas.
Según un informe de Greenpeace titulado «Basuras en el Mar», esta se extiende de forma desigual por la columna de agua. Mientras un 70% acaba el fondo marino, otro 15% se mantiene en la columna de agua y el resto termina en las playas.
Estos residuos afectan tanto a la fauna marina, como a la salud humana. Asimismo, las colillas representan entre el 25 % y el 50 % de la basura recolectada en calles y carreteras, y que su limpieza y recogida tienen un alto costo económico.
En los últimos años, varias comunidades autónomas como Asturias, Cataluña, Galicia o el País Vasco han impulsado campañas de limpieza ambiental con participación ciudadana. Solo en 2022, el programa de voluntariado Ocean Initiatives de la ONG Surfrider Foundation logró recoger más de 487.000 colillas en ríos, mares y lagos de distintas ciudades de España.
Tabaquismo pasivo
Este es un problema en espacios públicos abiertos. Aunque se conoce el daño que causa el tabaquismo pasivo en lugares cerrados como restaurantes y espacios de trabajo, también se está volviendo un problema en espacios públicos abiertos como terrazas. Este aumento de fumadores en estos lugares reduce la calidad del aire que respiramos y aumenta la concentración de contaminantes en el aire.
Los estudios demuestran que la alta exposición al humo del tabaco en estos ambientes aumenta el riesgo de enfermedades cardiorrespiratorias, especialmente en personas vulnerables, así como la incidencia de infecciones respiratorias.
Por lo tanto, es crucial abordar el problema que implica el tabaquismo no solo para mejorar la calidad del aire al aire libre, sino también para proteger la salud de los trabajadores y clientes que frecuentan estos espacios.
En conclusión, el tabaquismo no solo afecta la salud de los fumadores y las personas expuestas al humo del tabaco de forma pasiva, sino que también tiene graves consecuencias para el medio ambiente.
Abordar el impacto ambiental del tabaquismo requiere acciones concretas y coordinadas. Desde políticas de reciclaje hasta la promoción de alternativas sostenibles, es crucial generar conciencia sobre su huella ecológica. El compromiso conjunto de consumidores, empresas y gobiernos es clave para mitigar sus efectos y garantizar un futuro más sostenible.