Un nuevo estudio hecho a nivel europeo ha puesto la alarma sobre las ensaladas ya envasadas y listas para consumir ya que en estas se ha encontrado la presencia de Toxoplasma gondii, responsable de la toxoplasmosis; una infección que es peligrosa en el caso de las mujeres que están embarazadas y la contraen.
Este análisis ha sacado a la luz la posible presencia del microorganismo causante de esta enfermedad en más de 3.000 muestras de ensalada lista para consumir.
Tal es la gravedad provocada por este parásito que en el caso de una mujer que no estuviera inmunizada con anterioridad y se contagia (sobre todo en el primer trimestre de gestación), el feto puede sufrir daños importantes como hidrocefalia, daños en la retina, retraso psicomotor…
Peligro de toxoplasmosis en algunas ensaladas de bolsa listas para su consumo
Se han dado a conocer los resultados de un reciente estudio europeo que concluye con que se ha identificado presencia de Toxoplasma gondii, responsable de la toxoplasmosis, en algunas ensaladas envasadas listas para su consumo. El titular es preocupante, la realidad no lo es tanto, pero en cualquier caso es muy importante tomar precauciones, especialmente durante el embarazo.
La toxoplasmosis es una infección de transmisión alimentaria especialmente peligrosa para mujeres embarazadas y pacientes inmunodeprimidos. Es ocasionada por parásito Toxoplasma gondii, un huésped habitual de los gatos, por ejemplo. Esta infección es muy grave para mujeres gestantes que no estuvieran inmunizadas previamente, pues puede producir graves daños en el feto (hidrocefalia, daños en la retina, retraso psicomotor…), especialmente si se contrae durante el primer trimestre del embarazo.
Un reciente estudio europeo se ha centrado en verificar la posible presencia de este microorganismo en más de 3.000 muestras de ensalada lista para consumir. El resultado más destacado fue que aproximadamente el 4% de las muestras contenían trazas de ADN del parásito. La cifra varía según los países, con valores más altos en el Reino Unido y niveles muy bajos en otros, como Noruega. España coincide con la media.
Los datos preocupan, claro está, pero de ellos no se puede concluir que 4% de las ensaladas, de ingerirse, podrían causar esa toxiinfección: para provocarla es preciso que el parásito esté vivo en el momento de la ingesta o contagio, y eso no se puede saber.
Eso sí, no es lo mismos hallar trazas de ADN de un microorganismo, que encontrar los propios microorganismos, vivos. La técnica utilizada en ese estudio (PCR en tiempo real) solo permite confirmar la presencia del material genético, pero no su capacidad infectiva. Tampoco hay pruebas de viabilidad del patógeno, si de verdad podría causar la infección, con lo que no es posible determinar el nivel de riesgo real
Pero aunque del estudio no se pueda extraer una conclusión clara sobre el riesgo real, sí insiste en la necesidad de reforzar las buenas prácticas higiénico-sanitarias, tanto en el ámbito doméstico, como en el comercio e industria.
¿Cómo se elaboran las ensaladas?
Las ensaladas listas para consumir pasan por un proceso industrial diseñado para reducir la carga microbiológica que incluye:
- Selección y clasificación de los vegetales para la ensalada.
- Lavado en varias etapas, a veces con agua tratada con soluciones higienizantes.
- Aclarado final con agua potable.
- Escurrido, secado y envasado en atmósfera modificada.
Con este proceso se puede acabar con bacterias como Listeria monocytogenes o E. coli. Sin embargo, no hay evidencia suficiente sobre su efectividad específica frente a los ooquistes de Toxoplasma gondii, que son estructuras muy resistentes en el ambiente. Es posible que el proceso de lavado industrial haya inactivado el parásito, lo que explicaría la detección de ADN, incluso sin que haya microorganismos viables.
Desde las organizaciones de consumidores insisten en la necesidad de alertar (sin alarmar) sobre los riesgos asociados a enfermedades infecciosas durante el embarazo, incluyendo la toxoplasmosis, pero también la listeria o salmonella, por ejemplo. Dada la gravedad de las consecuencias, es fundamental cuidar especialmente la alimentación durante ese periodo y evitar correr riesgos.
- Evita comer carnes crudas o poco cocinadas, y también embutidos o jamón curado.
- Lava bien las frutas y verduras, antes de su consumo, incluso las ensaladas envasadas. Se puede utilizar unas gotas de lejía apta para alimentación, pero acláralas bien después.
- No tomes productos lácteos no pasteurizados.
- Usa guantes para manipular tierra o jardinería.
- Evita el contacto directo con heces de gato o la limpieza de su bandeja.
- Por supuesto, siempre es necesario lavarse las manos antes de cocinar y después de manipular alimentos crudos, o utensilios que hayan estado en contacto con ellos. ECOticias.com