Los agricultores piden que se regule la coexistencia entre cultivos transgénicos, convencionales y ecológicos. Pretenden así evitar los problemas de contaminación ante el progresivo aumento de OMG.
A la vista del progresivo aumento de cultivos transgénicos en España y los problemas de contaminación existentes, se hace conveniente establecer unas normas de coexistencia entre estos, los convencionales y los ecológicos, según ha reclamado la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) al Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino.
«La existencia de cultivos transgénicos junto con los convencionales y los de producción ecológica hace necesario establecer unas normas que tengan por objeto minimizar las contaminaciones por OGM (organismos genéticamente modificados), así como determinar las respectivas responsabilidades en caso de producirse», apuntó UPA, que pretende de este modo garantizar la actividad y viabilidad de los agricultores independientemente del tipo de actividad a la que se dediquen. UPA también ha solicitado a los responsables del Ministerio una reunión de la Comisión Nacional de Biovigilancia, órgano de asesoramiento en materia de OMG.
«Consideramos que son varios los beneficios que la biotecnología aporta y que puede aportar en un futuro, tanto para los agricultores como en beneficio de los consumidores. No obstante, estimamos que las aplicaciones biotecnológicas dirigidas a la producción de alimentos transgénicos presentan riesgos potenciales, poco conocidos y difíciles de predecir, tanto en el ámbito de la salud, medio ambiente y el modelo tradicional de agricultura», indicó la organización agraria. A su juicio, hay que tomar determinadas precauciones ante este tipo de alimentos y demandar garantías para el agricultor y los consumidores sobre el control, calidad, responsabilidad y seguridad de los mismos.
Desprotección de los agricultores
UPA insiste en la necesidad de una mayor regulación en relación a los OGM, en especial de unas normas oficiales que regulen la denominada «coexistencia», ya que la situación actual «deja desprotegidos a los agricultores, tanto a los que pueden verse contaminados por OGM, como a los que cultivan OGM legalmente por la posible aplicación de determinados tipos de responsabilidades».
Las normas de coexistencia deben garantizar que el nivel de contaminación por OMG en cultivos convencionales libres de transgénicos y en producciones ecológicas «sea el mínimo posible, asegurando con ello a medio y largo plazo el mantenimiento de la agricultura no transgénica».
«Las normas de coexistencia deberían basarse en el principio de precaución y las medidas a adoptar tendrían que buscar la viabilidad de los diferentes tipos de agricultura existentes», señaló la organización. Entre dichas medidas se deberían garantizar unas suficientes distancias entre cultivos OMG y el resto para evitar contaminaciones, agregó.