Es muy conocida en el sector “bio”. Sus estudios de comparación nutricional de alimentos ecológicos y convencionales son muy concluyentes. No dejan lugar a dudas.
María Dolores Raigón, de la Junta Directiva de SEAE, es también miembro de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la U.P. de Valencia. Sus estudios comparan los nutrientes en alimentos ecológicos y convencionales. Son muy significativos. Pasará por BioCultura Madrid.
Es muy conocida en el sector “bio”. Sus estudios de comparación nutricional de alimentos ecológicos y convencionales son muy concluyentes. No dejan lugar a dudas.
CARNE ECOLÓGICA
-¿Tus estudios te permiten asegurar que la carne ecológica es más sana que la convencional?
-Mis estudios se centran en analizar la composición nutricional de los alimentos. En la medida en que los alimentos de origen animal presentan una composición nutritiva más equilibrada, la carne es más sana. En el sentido de la sanidad microbiológica existen estudios que confirman la mayor seguridad de la carne y derivados en los alimentos ecológicos. Además, las prácticas de la ganadería ecológica contribuyen a disminuir la resistencia a los antibióticos.
-¿Tus estudios te permiten asegurar también que la carne ecológica tiene más nutrientes que la convencional?
-Efectivamente. En el caso del contenido en proteína en el muslo de las canales de conejo, la carne de producción ecológica presenta un 18.33% de proteína y en la convencional un 16.92%, lo que significa que por cada 100 g de esta carne de conejo consumida se ingieren 1.41 g más de proteína… si la carne procede de ganadería ecológica. Es un ejemplo.
LOS DERIVADOS
-¿Se observa lo mismo con productos derivados de los animales, como los huevos, la leche, el queso…?
-Se observan resultados similares en el caso de los huevos, en el caso de los quesos, etc., porque al partir de una materia prima de calidad se mantienen los resultados en todo el proceso productivo. Además, los animales de producción ecológica realizan una mejor transformación de su ingesta, ya que la composición de la dieta en proteína es menor, por lo que el animal realiza un mejor aprovechamiento de la proteína ingerida en la producción orgánica respecto a los animales de producción intensiva, que, aun teniendo mayor proporción de proteína en la dieta, esto se traduce en menor contenido de proteína en la carne comercial.
-¿Crees que es consciente de esto el público? ¿Y las autoridades sanitarias?
-El consumidor no es consciente porque la divulgación de este tipo de resultados se queda en los canales científicos, porque los intereses comerciales no permiten que se divulguen, porque faltan estudios concluyentes en diversas áreas, etc.
DEMASIADA PROTEÍNA ANIMAL
-En general, ¿se come demasiada proteína animal? ¿No sería mejor muy poca, pero de calidad, orgánica?
-En los países desarrollados, las dietas han ido cambiando sustancialmente con el transcurso del tiempo de forma similar. Los cambios más significativos se han producido en los últimos 60 años. En promedio el consumo doméstico por persona y año de proteínas totales es prácticamente estable; es decir, en la actualidad se consume el mismo nivel de proteínas que hace 60 años, aunque la procedencia de la proteína sea distinto, siendo la procedencia vegetal la principal fuente proteica hace 60 años, mientras que en la actualidad la práctica totalidad de la proteína que se consume procede de origen animal. Estos datos indican que hace 60 años, aproximadamente, el 15% de los nutrientes ingeridos eran proteínas vegetales, mientras que en la actualidad ese valor, en promedio, no sobrepasa el 6%.
-Con los vegetales también ocurre lo mismo. ¿Tienen más nutrientes los orgánicos que los convencionales?
-El esquema de composición nutricional se repite en el caso de los alimentos de origen vegetal. En este caso, si los alimentos son de mayor contenido mineral o vitamínico, queda reflejado en los de producción ecológica.
¿QUÉ COMEN?
-Pues el ganado «bio» come vegetales «bio» y el ganado convencional come todo lo contrario…
-Por normativa de producción ecológica, además de las cuestiones de bienestar animal, los animales deben ser alimentados con productos ecológicos, asegurando así un modelo cerrado y completo. En el caso de los convencionales, además de las condiciones limitantes de superficie, ya que se incrementa la carga ganadera, etc., la alimentación del ganado es impactantemente intensiva, ya que se nutren de granos (principalmente soja y maíz) procedentes de semilla transgénica. Por otro lado, los piensos compuestos están suplementados con un alto contenido en aditivos autorizados en la alimentación animal.
Pablo Bolaño
Asociación Vida Sana
El proyecto Herbal.Mednet y el proyecto GANAECO
Sábado, 12 h Sala N 111
Mª Dolores Raigón. Presidenta de SEAE. Doctora ingeniera agrónoma. Catedrática Escuela Politécnica de Valencia y profesora de la Escuela T. Medio Rural y Enología. Presidenta de SEAE.
Victor Gonzálvez. Coordinador Técnico SEAE
Organiza: SEAE
www.seae.org
Comparación entre productos «bio» y no «bio».
Para consumidores y profesionales
Sábado, 16´30 h Sala N 106
Mª Dolores Raigón.
Organiza: Biocop FormaInforma
www.biocop.es
PALABRAS SABIAS
RECORDANDO A HIPÓCRATES
En la actualidad se conoce con mayor exactitud la composición de los alimentos, los nutrientes que presentan y la función que cada nutriente tiene sobre nuestro organismo. Pero este conocimiento en muchos casos no va acompañado de la mejora en la alimentación, ya que la intensificación de la agricultura y la ganadería, así como la tecnificación en la elaboración de alimentos, hace que muchos de los nutrientes disminuyan o desaparezcan. Además, se introducen nuevas sustancias, como los aditivos alimentarios, que pueden, en algunos casos, ser perjudiciales. Los alimentos elaborados por técnicas intensivas han sido asociados con la aparición de alergias alimenticias, estados carenciales de nutrientes, bajada de defensas, disminución del estado oxidativo del organismo, y alto riesgo de intoxicación por sustancias químicas, etc. En la medida en que reduzcamos la carga química y ambiental procedente de los alimentos, estaremos contribuyendo a la mejora de nuestra salud. Y no hay que perder de vista que esto significa menor gasto sanitario, con las repercusiones sociales y económicas que ello significa. Hipócrates, considerado el padre de la medicina, lo dijo hace más de dos mil años: «que tu alimento sea tu medicina».