Febrero es un mes duro para las protectoras y refugios que centran sus esfuerzos en atender y buscar un hogar a los cientos de miles de perros y gatos abandonados en España.
Termina la temporada de caza, y es ahora cuando los cazadores se deshacen de sus perros, especialmente de galgos y podencos, a los que han empleado como meras herramientas para matar animales. Las protectoras se preparan para rescatar perros abandonados, arrojados a pozos, ahorcados, mutilados…
Se encontrarán con muchísimos ya muertos, por los que nadie hará nada y a cuyos ejecutores nunca nadie condenará, ya que la mayoría serán animales sin nombre, sin rastro, sin identificación. A otros decenas de miles los recuperarán y cuidarán para buscarles una familia.
¿Cuántos galgos y otros perros de caza se abandonan en España?
Algunas cifras estimadas hablan de entre 50.000 y 80.000 galgos abandonados al año, pero tan solo se trata de un cálculo aproximado que se quedaría muy corto si tenemos en cuenta los testimonios de protectoras y personas voluntarias en refugios.
Los cazadores y galgueros niegan estos números basándose en los datos que facilita el SEPRONA cada año (que únicamente contabiliza los casos que llegan directamente a esta unidad y no los externos). La realidad es que la mayoría de galgos abandonados, a efectos oficiales, no existen ni nunca serán contabilizados.
Hablamos con Patricia Almansa, presidenta de la Asociación Galgos del Sur, en Córdoba, que nos cuenta que gran parte de los galgueros no registran ni identifican con un microchip a los perros, con lo cual es imposible cuantificar cuántos hay y, por extensión, cuántos se abandonan o desaparecen al año.
De los 236 galgos que habían entrado en el refugio Galgos del Sur en noviembre de 2018, tan solo el 24% tenían microchip. Si tenemos en cuenta que los galgueros aprovechan cada celo que tienen las perras para obligarlas a reproducirse, y que cada una puede tener camadas de entre 10 y 12 cachorros, la cantidad de galgos que nacen y se desechan en España cada año, se multiplica.
De cada camada los galgueros reservan algunos galgos para la cría y otros para la caza. Los que no sirven son desechados. Por tanto, de muchos de ellos, incluso cachorros, ni siquiera llegan a tener constancia las protectoras ni ningún organismo, ya que nunca han llegado a existir oficialmente.
Por tanto, si tomamos estos números como referencia y tenemos en cuenta el conocimiento de las personas voluntarias que trabajan día a día con este problema, resulta imposible saber cuántos galgos y otros perros de caza pueden estar siendo desechados cada año en España, pero muy probablemente la cifra alcance los cientos de miles.
La prohibición de la caza, el único medio para poner fin a esta lacra
España es el único país de la Unión Europea donde está permitida la caza con galgos.
Varios medios internacionales se han hecho eco a lo largo de los años de las terribles maneras en que los galgueros se deshacen de sus perros y de las altas tasas de abandono, y se han creado diversas organizaciones en otros países para proteger a estos perros y para encontrarles hogar fuera de España, de forma que aumenten sus posibilidades de adopción.
El problema afecta a prácticamente toda España, pero Andalucía en particular es un agujero negro para los galgos. Se trata, no en vano, de la autonomía con mayor superficie de terreno de caza, y las características de su paisaje, como relata la responsable de Galgos del Sur en la entrevista, son especialmente propicias para que los galgueros se deshagan de aquellos perros que ya no les son útiles.
Muchas asociaciones y personas voluntarias trabajan día tras día en esta comunidad para rescatar a galgos y podencos de las rehalas y para darles una segunda oportunidad.
Por terrible que resulte, el abandono es el menor de los padecimientos a los que son sometidos los galgos, y no parece que el microchip sea la solución a esta lacra, ya que muchos galgueros lo extraen del cuerpo del animal antes de abandonarlo.
Sin embargo, el control e identificación de estos perros sigue siendo el principal problema, ya que, como señala Almansa, la falta de control y registro exime de responsabilidad a los que abandonan, maltratan y se deshacen de los animales.
Resulta imposible calibrar la magnitud del problema. Según el informe de la Fundación Affinity, el fin de la temporada de caza es la segunda causa de abandonos, por detrás únicamente de las camadas indeseadas.
Sin embargo, en el mismo informe señalan que la información disponible sobre los motivos de abandono es aportada, en la mayoría de los casos, por las personas que llevan a sus animales personalmente al refugio o por la misma protectora, y que la mayoría de los animales que llegan a este tipo de instalaciones han sido encontrados en la calle o llevados a los refugios por personas ajenas.
En el caso de los galgos, muchos son cedidos por los propios galgueros pero, de nuevo, sin microchip ni ningún tipo de identificación.
La única forma de poner freno a este problema, como señalan desde Galgos del Sur, es el control: que se limite la crianza y que exista un registro fidedigno del número de galgos.
La solución definitiva, la única efectiva, es la prohibición de la caza; solo así se logrará poner un punto y final a esta masacre que tiene lugar cada año, en el mes de febrero.
PACMA es el único partido político que reclama la prohibición de la caza por ley, y que exige al resto de partidos políticos que se sitúen del lado de la mayoría de la sociedad, que reclama el fin de esta lacra, que defiende a los animales y que se opone a la caza.
Los cazadores han secuestrado nuestros montes, matan a millones de animales a tiros y condenan a una vida de miseria a cientos de miles de perros. Sin embargo, tienen de su lado a todos los partidos políticos, que les siguen amparando dentro de las instituciones.
Fuente: Pacma