Malnacidos muy bien organizados
Tras un arduo operativo policial se encontraron 22 perros en una finca de Madrid, propiedad del cabecilla de esta red, que se dedicaban a criar perros clasificados injustamente como PPP (presuntamente peligrosos) con el objetivo de organizar peleas de perros y que tenía alcance nacional.
Se comprobó que esta organización no solo actuaba en Madrid, sino que tenían divisiones territoriales y funcionales por el resto del país. De hecho, cada grupo cumplía con un cometido y funcionaban en todo el sur de la península, en Alicante, Murcia, Málaga y Almería y también en las Islas Canarias.
Fueron procesados 23 individuos a los que se les demostró pertenencia a una red nacional, que se dedicaba a organizar peleas de perros que son ilegales en España. Pero el maltrato no se circunscribía solo a enfrentarlos en luchas casi a muerte, para que unos subnormales apuesten por el resultado, sino que lo que hacían era aún mucho peor.
Los animales eran criados y mantenidos en condiciones lamentables, tanto que, de los 22 hallados durante la redada principal, la mitad falleció a consecuencia del terrible estado en el que se encontraban y algunos hubieron de ser eutanasiados, puesto que tenían heridas y afecciones irrecuperables y sufrían de manera atroz.
El Ministerio Público ha probado fehacientemente que estos individuos criaban a estos perros y los adiestraban con el fin de despertar en ellos su vena agresiva mediante vejaciones y golpes. Además, se les administraba ilegalmente sustancias como testosterona o energizantes para ‘mejorar su rendimiento’.
Las sesiones de entrenamiento eran extenuantes, tanto que se comprobó que llegaban a emplear cintas de correr para desarrollar la musculatura y que fueran mejores ejemplares de peleas. Y si bien no se habló de ello, este tipo de abyectos personajes suelen usar ejemplares caninos más pequeños (robados o especialmente criados para ello) para que los maten y así fomentar aún más su agresividad
Las lides se realizaban en locales discretos y se contrataban previamente; consistían en el enfrentamiento entre dos ejemplares hasta que uno de ellos se retire, muera o caiga mal herido, mientras los testigos jalean a los animales y se apuestan altísimas sumas de dinero. Tras las peleas, los canes quedan gravemente heridos y muchos de ellos fallecen.
Entre los acusados hay dos veterinarios, uno de los cuales era perfectamente consciente de lo que sucedía y se constató que había aconsejado que ciertos animales no fueran revisados por otros colegas, puesto que cualquiera sospecharía para qué se los empleaba, con solo ver su estado y el tipo de heridas que presentaban.
¿No van a la cárcel?
Desde el 1 de julio de 2015, cuando entró en vigor la última reforma que se realizó al Código Penal, el artículo 337 sanciona todo tipo de maltrato a perros y/o la intervención en su muerte con pena de prisión. Y si bien las peleas de perros están prohibidas, no hay protocolos de actuación específicos contra esta lacra.
En este caso la Fiscalía había pedido que fueran a la cárcel entre 3 y 7 años, pero luego pactó con 19 de los 23 detenidos, rebajándoles las penas y permitiéndoles eludir la prisión a cambio del reconocimiento de los hechos. Salvando Ángeles Sin Alas (SASA) y Podemos, que ejercían como acusación popular expresaron su desacuerdo con esta medida y pidieron endurecer las penas.