“Barcelona tiene un enorme problema con la contaminación ambiental, cada vez que los niveles de CO2 y de NOx (entre otros) se disparan y el Ajuntament estudia medidas para solventar esta situación. Entre ellas se prevé la de prohibir la circulación de coches que tengan más de 20 años de antigüedad, para 2019.”
La medida fue anunciada recientemente y ya ha despertado una gran controversia, especialmente porque si bien comenzará a regir dentro de dos años, podría empezar a aplicarse a finales del 2018, para dar tiempo a que los ciudadanos se acostumbren a la nueva normativa.
También podría adelantarse esta medida si se dieran situaciones en las que la polución del aire por exceso de gases contaminantes (NOx, CO2, etc.) se presentase antes de la fecha prevista, como forma de mitigar sus efectos.
A favor
Una gran parte de las personas que se han pronunciado al respecto de esta nueva forma de combatir la problemática de los gases que asfixian a la ciudad (como el CO2 y los NOx) creen que será beneficioso para todos y que redundará en la mejora de la calidad del aire.
Sostienen que, si bien para algunos podrá resultar un sacrificio comprar otro coche, valdría la pena con tal de respirar en la ciudad y sus alrededores un aire más puro y descontaminado, dado que dichos vehículos son los que mayor número de emisiones tienen.
En contra
Ante la realidad de que este tipo de coches representan un 7% de todos los turismos del parque automotriz de la ciudad, muchos ciudadanos creen que la medida podría ser contraproducente y hasta impracticable para algunos.
Explican que quienes poseen vehículos antiguos generalmente lo hacen por un tema de costos, dado que por sus circunstancias económicas no pueden permitirse uno más nuevo y menos contaminante.
Por esa razón, si bien en principio confían en que esta normativa podría ser de gran ayuda para reducir los niveles de polución del aire, sugieren que el Ajuntament debería subsidiar a quienes no pueden asumir la totalidad del costo de este cambio, con el fin de comprar un vehículo acorde con las nuevas medidas.
A nivel empresarial se argumenta lo mismo: dado que hay más de 23.000 furgonetas y vehículos de trabajo que para el 2019 tendrán más de 20 años y que por ende no podrán circular, solicitan algún tipo de ayuda que les permita modernizar su flota para poder seguir con su labor.
Menos gases
Barcelona se suma así a iniciativas como la de Madrid, París, Ciudad de México y Atenas que tienen previsto quitar de circulación los coches diésel en 2025 (como ya lo ha hecho Tokio), alegando que son los vehículos que más contaminan, puesto que emiten ingentes cantidades de NOx.
Por otra parte, las normativas en cuanto a las emisiones de CO2 a nivel industrial también tienden a endurecerse, con el fin de de lograr una mejora sustancial en la calidad del aire que se respira en la ciudad condal.