Desmond Tutu nos recordó que hasta el mismo Dios a menudo llora con desconsuelo al ver tanta destrucción ambiental esparcida por los seres humanos, y dijo que aunque ahora Dios se pregunta sobre el porque habría tenido la estúpida ocurrencia de crear a la especie humana, también otras veces Dios se alegraba esperanzado al ver a miles de personas que se movilizan a favor de la conservación y el cuidado del bien común del planeta.
Desmond Tutu exigió a los líderes de los países ricos e industrializados que asumieran su responsabilidad de financiar la defensa climática mundial, y a la vez también exigió a los líderes de los pueblos del Sur que se embarquen en un nuevo y diferente modelo de desarrollo y de bienestar que no copie la sucia y dañina economía del Norte. Entre canciones y alegría, y al vaivén de las danzas africanas Tutu reivindicaba un acuerdo vinculante para todos los países porque ya apenas queda tiempo, y porque está en juego algo tan básico y central como es la supervivencia colectiva y común para «las hermanas y hermanos de todo el planeta».
A continuación habló también el principal negociador de la ONU Yvo De Boer que acudía a la concentración directamente desde la mesa de negociaciones, y dijo que los gobiernos hacían oídos sordos al clamoroso dolor del planeta y de todos sus seres vivientes ya que solo hablaban de «sus problemas económicos, industriales y financieros» para excusar su falta de compromiso con las urgentes necesidades del clima. También afirmó que solo la presión y la lucha popular podría ser capaz de convencer y conmover a unos líderes que sufren de un profundo «problema de déficit moral».
Después el grupo de Rock «Outlandish» cantó una emocionante versión del «Solo le pido a Dios que no sea indiferente …» de Mercedes Sosa con el acompañamiento entusiasta del propio Desmond Tutu.
DAVID HAMMERSTEIN