Una ceremonia celebrada el jueves por la mañana sirvió para marcar el cierre definitivo de las instalaciones. «Cumplimos con nuestro solemne compromiso con la nación y el pueblo», declaró el presidente de Shougang, Zhu Jimin.
El Gobierno chino pretende convencer a las empresas del sector para que se trasladen a zonas costeras y de esta forma ahorren costes de transporte.
El viceprimer ministro, Zhang Dejiang, aprovechó el acto para poner en valor la reubicación de Shougang. «Tiene un significado estratégico en la promoción de la reestructuración de la industria del hierro y el acero, y en la transformación de las funciones urbanas», declaró. Dejiang apuntó igualmente a que supone un paso importante «para acelerar la transformación del «modo de desarrollo económico».
El índice de emisiones anual llegó a ser de 9.000 toneladas de dióxido de carbono, que iban a parar directamente al cielo de Pekín, informa la agencia Xinhua. La fábrica, situada en Shijingshan (oeste de la ciudad), ha estado operativa desde hace casi un siglo y últimamente producía a un nivel de ocho millones de toneladas anuales.
La empresa ya ha construido una nueva planta en Caofeidian, un islote artificial situado en la bahía de Bohai, al este de la capital china.
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