El mundo se encuentra en una creciente necesidad en la industria energética de encontrar formas más eficientes y sostenibles de producir combustible, especialmente considerando la preocupación por las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y el cambio climático, pues podrían provocar grandes catástrofes.
Una alternativa totalmente inesperada: ¿Es posible crear combustible a partir del CO2?
Una investigación reciente llevada a cabo en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha presentado un innovador avance que promete abordar uno de los desafíos más urgentes en la lucha contra el cambio climático.
Este mecanismo propuesto tiene como objetivo convertir el dióxido de carbono (CO2) en un combustible utilizable, lo que podría revolucionar la forma en que se gestionan las emisiones de carbono en las centrales térmicas que dependen del gas natural como fuente de energía.
Estas tecnologías tienen como objetivo capturar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de fuentes industriales y energéticas, utilizarlas de manera productiva y almacenarlas de forma segura para reducir el impacto del uso de combustibles fósiles en el calentamiento global. Aplicado a la producción de electricidad, este proceso podría significar una reducción significativa en las emisiones.
¿De qué manera podrán hacer posible lo imposible?: así se creará combustible con CO2
Inicialmente, crear un vacío en el lado opuesto de la membrana, en relación con la corriente de CO2, es esencial para mantener separado el oxígeno del dióxido de carbono mientras fluye a través de la membrana hacia el otro lado. Esta estrategia ayuda a garantizar que solo los átomos de oxígeno pasen a través de la membrana, ya que esta es completamente selectiva para el oxígeno.
Esta selectividad es fundamental para el éxito del proceso de conversión del dióxido de carbono en combustible. De esta manera, se asegura que solo el oxígeno participe en la reacción química para producir el combustible deseado, manteniendo la eficacia y la pureza del proceso.
Los investigadores han ideado una estrategia para abordar el desafío energético: mezclar los flujos resultantes en la separación con una corriente de hidrógeno o metano. Estos materiales tienen la propiedad de oxidarse fácilmente, lo que atrae los átomos de oxígeno a través de la membrana sin necesidad de una diferencia de presión significativa.
Además, la membrana evita que el oxígeno se combine nuevamente con el monóxido de carbono para formar dióxido de carbono como combustible. En la última fase, dependiendo de la aplicación específica, se puede utilizar una combinación de vacío y combustible para reducir la energía necesaria para llevar a cabo el proceso y obtener un producto final útil.
Una solución eficiente y sostenible: Innovador mecanismo para la conversión y almacenamiento de energía
Para transformar energía en CO2, se requiere un aporte energético durante el proceso. Las indicaciones de los especialistas, este aporte puede provenir del calor obtenido de diversas fuentes, como la energía solar, el calor residual de las centrales eléctricas donde se realice el proceso, o de otras fuentes disponibles.
El innovador mecanismo desarrollado posibilita la conversión y almacenamiento del calor en forma química, lo que facilita su utilización en momentos específicos según las necesidades energéticas. Esta capacidad de almacenamiento químico ofrece una densidad energética significativamente alta, lo que lo hace altamente eficiente.
En comparación con otras formas de almacenamiento energético, este método destaca por su capacidad para almacenar una cantidad considerablemente mayor de energía, lo que lo convierte en una opción atractiva para garantizar un suministro energético confiable y eficaz.
Este proceso de conversión abre la puerta a una amplia gama de aplicaciones en la industria energética y química, contribuyendo así a la reducción de las emisiones de carbono y al desarrollo de soluciones más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y aprovechar de manera más eficiente los recursos disponibles.