El gran objetivo de sostenibilidad a nivel global es eliminar de una vez por todas uno de los principales motivos del efecto invernadero y en consecuencia, el calentamiento global. Sin embargo, el plan de erradicar las graves emisiones de gas metano se habría tornado más difícil de lo esperado. A medida que avanzamos hacia esta meta crucial, nos enfrentamos a una serie de desafíos multifacéticos.
Un gran objetivo por mitigar las emisiones contaminantes
Estos conflictos van desde la resistencia de ciertas industrias hasta la complejidad de coordinar acciones a escala internacional, el camino hacia un mundo más sostenible se presenta plagado de obstáculos, más si hablamos del ámbito económico. Además, la necesidad de encontrar soluciones innovadoras y viables se vuelve cada vez más urgente.
Es evidente que abordar la emisión de metano es un paso fundamental en el camino hacia un futuro más sostenible y en consonancia con los objetivos climáticos internacionales, y a pesar de los constantes esfuerzos y proyectos implementados en diversos sectores industriales y energéticos, esta ambiciosa meta no se podrá concretar en 20230.
Una alarmante investigación: Estos son las elevadas cifras que ponen en riesgo la sostenibilidad
Un análisis recién publicado por la Agencia Internacional de Energía (AIE) destaca la importancia crítica de implementar plenamente los compromisos existentes en la reducción de emisiones de metano. Este informe revela que, si se logra este objetivo, se podrían conseguir avances significativos en la lucha contra el cambio climático, aunque no serían suficientes para cubrir todos los recortes de emisiones necesarios para limitar el calentamiento global a 1,5 °C en esta década.
En el año 2023, las emisiones de metano provenientes del sector energético se mantuvieron estables, alcanzando niveles cercanos a los registros históricos. Sin embargo, un reciente estudio elaborado por la Agencia Internacional de Energía (AIE) revela que la implementación de políticas y regulaciones significativas, anunciadas en los últimos meses, así como las nuevas promesas surgidas de la cumbre climática COP28 en Dubai, tienen el potencial de generar una pronta disminución en estas emisiones.
El más reciente estudio de la Agencia Internacional de Energía (AIE) revela que durante el año 2023, la producción y el empleo de combustibles fósiles resultaron en la generación de aproximadamente 120 millones de toneladas de emisiones de metano, representando un ligero incremento en comparación con el año anterior. Además, se detectó que otros 10 millones de toneladas de emisiones de metano procedían de la bioenergía, principalmente debido al uso tradicional de biomasa para actividades cotidianas como la cocina.
En el año 2023, los diez países principales emisores asumieron la responsabilidad de aproximadamente 80 millones de toneladas de emisiones de metano derivadas de combustibles fósiles, lo que representa dos tercios del total mundial. Este dato, en particular, subraya la significativa contribución de estos países al problema global de las emisiones de metano y destaca la necesidad de que adopten medidas decisivas para abordar esta cuestión.
El costo de la sostenibilidad: análisis de inversiones para reducir emisiones de metano
Además de ser una preocupación ambiental, el gran objetivo de la reducción de emisiones de metano también demuestra ser altamente rentable. Según el reciente análisis de la AIE, cerca del 40% de las emisiones de metano originadas por operaciones relacionadas con combustibles fósiles en 2023 podrían haberse evitado sin coste neto. Esto se debe a que el valor del metano capturado superaba el coste de las medidas de reducción necesarias.
Para alcanzar el gran objetivo de una reducción del 75% en las emisiones de metano provenientes de combustibles fósiles para el año 2030, se estima que sería necesario invertir alrededor de 170.000 millones de dólares. Sin embargo, este gasto representaría menos del 5% de los ingresos generados por la industria de los combustibles fósiles en el mismo año.