Para algunas marcas, utilizar ingredientes sintéticos creados en un laboratorio no supone ningún problema, mientras que para otras, las más puristas, todos los ingredientes tienen que ser de origen estrictamente natural, vírgenes y no transformados de ninguna manera.
Entrevista a Maite García de Cortázar, responsable de Lamia Biocosmética
¿En qué consiste la biocosmética?
Hoy en día existe una gran confusión con todos estos términos: natural, ecológico, bio… ¡y no es de extrañar! Son términos que no están regulados, y aunque existen certificaciones que garantizan ciertas calidades en los productos cosméticos, sabemos que cualquier producto convencional puede poner “natural” en su etiquetado sólo por llevar un pequeño porcentaje de algún ingrediente natural. A esto se le llama green washing, y se trata de “disfrazar de naturales” productos que no lo son…
En general, y dejando de lado a quienes se aprovechan de estas etiquetas, podemos decir que la cosmética natural es aquella que utiliza en su composición sólo ingredientes de origen natural, evitando ingredientes irradiados, nanopartículas, ingredientes modificados genéticamente, ingredientes testados en animales, ingredientes cuya seguridad queda en entredicho, etc. A partir de ahí, todo depende de la definición de natural que tenga cada cual.
Para algunas marcas, utilizar ingredientes sintéticos creados en un laboratorio no supone ningún problema, mientras que para otras, las más puristas, todos los ingredientes tienen que ser de origen estrictamente natural, vírgenes y no transformados de ninguna manera.
La biocosmética o cosmética bio va más allá en varios sentidos. Por una parte, los ingredientes que utiliza tienen que ser 100% naturales y en su gran mayoría (normalmente más de un 90%) de origen ecológico certificado, pero no se queda ahí.
Exige que todos los materiales y procesos sean ecológicos, conscientes, respetuosos con el medio ambiente y con las personas… en resumen, que todo lo que engloba estos productos, pasando por la materia prima, elaboración, canales de venta, etc. sea social y medioambientalmente responsable. En el caso de Lamia Biocosmética, quien se encarga de inspeccionar y certificar que cumplimos con todos estos importantísimos requisitos es BioVidaSana, bajo la norma BioInspecta.
¿Es importante cuidar nuestro cuerpo pero también nuestro entorno, ¿verdad?
Sin lugar a duda. De hecho, creo que va unido, que no se puede hacer lo uno sin lo otro.
El ser humano se cree muy listo, más listo que el resto de espécies que nos rodean. De hecho, muchas veces se nos olvida que no somos más que una pieza en el delicado equilibrio del rompecabezas que es nuestro planeta.
Aunque nos hayamos alejado mucho de nuestro instinto, aunque vivamos desconectados de la naturaleza, somos inevitablemente dependientes de la salud de nuestra tierra.
Al igual que el herbicida que cae al campo se filtra hasta llegar a los cauces de agua que más adelante nos abastecen, todo lo que le hacemos a la tierra y a los seres vivos que la habitan nos los estamos haciendo a nosotros mismos y a la gente a la que queremos…
¿Qué diferencia Lamia de otras marcas del sector?
La verdad es que me gusta más fijarnos en lo que sí hacemos que en lo que hacen o no hacen los demás…
En Lamia Biocosmética formulamos, elaboramos y ofrecemos aceites faciales ecológicos certificados que son 100% activos, sin rellenos, creados para aportar calma, luz y bienestar.
Inspirados en la calma del bosque, estos aceites pretenden envolver a quien los utiliza en un ritual de autocuidado, calma, placer, equilibrio.
Nuestras fórmulas se componen de sedosos y ligeros aceites prensados en frío, potentes extractos vegetales y aromáticos aceites esenciales que te transportan a ese claro del bosque en el que respiras profundamente y te sientes en paz.
¿Cómo y cuándo surgió Lamia?
Lamia Biocosmética llevaba años creándose: años de estudio, investigación, sueños y sobre todo mucho trabajo. Nació, por fin, en Noviembre de 2017.
Desde siempre me ha fascinado el poder curativo y trasformador de las plantas. Estamos rodeados de plantas medicinales que nos alimentan, nos nutren, nos curan, nos calman… ¡Y lo han hecho así desde siempre!
Creo que este amor vegetal me viene de haber crecido en el campo, corriendo por los bosques verdes del norte, y de haber convivido con todo tipo de verduras y plantas aromáticas y medicinales en la finca agroecológica que cultiva y cuida mi familia.
Cuando hacia los 20 años mi piel se volvió repentinamente sensible y reactiva, empecé a asistir a cursos y talleres de fitoterapia y fitocosmética con la intención de aprender a cuidar y recuperar el equilibrio de mi piel. Me di cuenta de que cuanto más aprendía más necesitaba saber… había encontrado mi pasión.
Coincidió con que mi piel empezó a mejorar, en parte por los cuidados personalizados que le estaba dando, en parte probablemente porque la satisfacción que da el aprender, ilusionarse y emocionarse se traduce en felicidad, y esto se refleja en la piel.
En 2013 empecé mis estudios en Cosmetología Ecológica (con la escuela británica Formula Botanica) y decidí que quería profesionalizar mi pasión para poder compartirla. Tras 4 años de estudiar, testar, fallar, mejorar, soñar, investigar, y sobre todo, ponerle mucho esfuerzo y energía, Lamia Biocosmética salió al mercado con 3 productos faciales muy especiales cuidadosamente formulados.
¿Qué línea de productos ofrecen?
Ofrecemos tres aceites faciales bio que son sedosos, ligeros y efectivos:
- Aceite Facial Hidratante: Ligero y sedoso a la vez que emoliente y nutritivo, este aceite es perfecto para que las pieles normales y secas recuperen la hidratación, elasticidad y confort.
- Sérum Revitalizante: Fresco y activo, este aceite seco tiene una potente fórmula que equilibra las pieles mixtas o grasas y aporta luminosidad a las pieles apagadas.
- Contorno de Ojos: Hidratante, antiinflamatorio y suavizante, este aceite en formato roll-on ayuda a reducir bolsas y ojeras y a suavizar las arruguitas y líneas de expresión.
¿Qué beneficios aportan sus productos?
Nuestro objetivo principal es que la piel recupere su estado natural de belleza y bienestar. La alimentación, el estrés, nuestro estilo de vida, la polución… todo afecta a nuestra piel, que poco a poco va perdiendo su capacidad innata de protegerse a sí misma. Cuando nuestra capa lipídica natural no está en equilibrio, no está sana, empezamos a sentir que a nuestra piel le pasa algo. Tal vez la sientas seca, tal vez muy grasa, puede que te salgan granitos por cualquier cosa o que tu piel reaccione a la primera de cambio con rojeces y con inflamación.
Nuestros aceites están formulados para equilibrar nuestra capa lipídica natural, aportando a cada tipo de piel los ácidos grasos que le faltan, además de una buena dosis principios activos antioxidantes y antiinflamatorios, consiguiendo así una piel sana, equilibrada y llena de luz.
Por otro lado, sabemos de primera mano que nuestro estado de ánimo y nuestras emociones afectan directamente a la salud y por lo tanto al aspecto de nuestra piel. Queremos crear espacios y rituales de bienestar, autocuidado y amor propio. Por eso utilizamos combinaciones aromaterapéuticas de aceites esenciales que inspiran calma, alegría y bienestar.
¿En qué situación se encuentra el sector de la biocosmética, en la actualidad?
Estamos en un momento muy especial en el que la biocosmética está viviendo su mayor crecimiento hasta el momento. ¡Bien! ¡Ya era hora! Cada día nacen nuevas marcas, y confío en que cada una aportará algo especial y diferente al sector.
Creo que para que este movimiento realmente nos beneficie y no se quede en una mera moda pasajera, lo importante es educar y educarnos. Diferenciar un producto realmente natural de uno que ha sido “disfrazado de natural”, ser conscientes de lo que implica utilizar cosmética responsable (tanto para nuestra piel como para el medio ambiente), valorar lo artesanal y local…
Ojalá llegue el día en el que lo normal sea consumir ecológico, y esto en todos los ámbitos: alimentación, textil, energía, construcción, cosmética… Y ojalá también que sigamos en la dirección de apostar no sólo por lo ecológico, sino ir un paso más allá y priorizar el consumo local, sostenible y socialmente responsable.