Entre otras cosas, durante su campaña, el republicano explicó que “ el cambio climático es un mito y un engaño» y que él «no es un creyente».
En un año donde 11 de los últimos 12 meses han roto récords históricos de temperatura y se sobrepasó el límite de 400 partes por millón de la concentración de CO2 en la atmósfera, una barrera simbólica en la lucha contra el calentamiento global, Estados Unidos eligió este martes a un presidente que asegura no creer en el cambio climático y que, además, desconfía de la ciencia.
Entre otras cosas, durante su campaña, el republicano explicó que “ el cambio climático es un mito y un engaño» y que él «no es un creyente«.
Incluso, en su propio sitio web de campaña asegura que no le interesa promover el uso de energías verdes por su excesivo costo y que más bien podría cancelar el plan de energía limpia.
Trump también mencionó durante los debates de campaña que podría considerar eliminar la Agencia de Protección del Ambiente (EPA) –que supervisa estas energías- porque opina que sus regulaciones entorpecen el buen funcionamiento de las empresas.
Además, dijo en más de una ocasión que durante su gobierno le apostaría al fomento de la industria del petróleo y a la promoción de la producción de energía nuclear.
El 26 de mayo de este año, además, declaró en Dakota del Norte que de resultar elegido como presidente, buscaría la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático porque «es malo para los negocios de Estados Unidos».
Ratificado apenas el pasado 4 de noviembre por un centenar de los 195 países que firmaron este pacto mundial en diciembre de 2015, el Acuerdo de París contra el cambio climático, es el máximo consenso mundial en la lucha contra este fenómeno.
Entre otros objetivos, tiene como meta que en 2100, el alza media de la temperatura de la Tierra se quede muy por debajo de los dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales (siglo XIX).
Para lograrlo, propone recortes de emisiones de gases de efecto invernadero de todos los firmantes del pacto a partir de 2020. Sin embargo, cada nación es responsable de comprometerse a un porcentaje voluntario de reducción y no se prevé ningún tipo de sanción en caso de incumplimiento.
Esta misma semana se realiza en Marruecos la Conferencia de las Partes sobre cambio climático (COP22) busca plantear más acciones urgentes.
«Si no comenzamos a adoptar medidas adicionales a partir de ahora terminaremos llorando ante una tragedia humana evitable», declaró Erik Solheim, director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), que publicó su informe anual sobre la acción climática global.
La excanciller mexicana Patricia Espinosa, actual responsable de Naciones Unidas para las cuestiones de cambio climático dijo que es poco factible renegociar las condiciones pactadas en el Acuerdo de París, tal como lo ha propuesto Trump.
Un retiro eventual de Estados Unidos podría tener un impacto global significativo. Actualmente, China y EEUU son las naciones que más gases de efecto invernadero lanzan a la atmósfera, por lo que es un actor clave en las reducciones.
El gobierno de Barack Obama no solo estuvo liderando ese proceso de negociación sino también promoviendo la implementación de energías renovables sobre la utilización de carbón y combustibles fósiles. Trump ha prometido justo lo contrario.
Con la intención de pedirle retractarse y hacerlo reflexionar, 30 premios Nobel ya habían tratado de mostrarle la evidencia de que el cambio climático es real y que se requieren acciones urgentes.
Además, le advirtieron que “las consecuencias de dejar el Acuerdo de París serían severas y de larga duración para el clima de nuestro planeta (…) Los combustibles fósiles alimentaron la revolución industrial. Sin embargo, la combustión de petróleo, carbón y gas también causó la mayor parte del aumento histórico en los niveles atmosféricos de gases de efecto invernadero que atrapan el calor. Este aumento de los gases de efecto invernadero está cambiando el clima de la Tierra (…) La ciencia básica de cómo los gases de invernadero atrapan el calor es clara y lo ha sido durante más de un siglo. Se debe actuar sin demoras”, explicaba la misiva.
Otros temas que surgen ante el nuevo presidente electo Trump es si reevaluará y retomará el polémico proyecto del oleoducto Keystone XL, así como el oleoducto de Dakota.
Según reveló el diario británico The Guardian, Trump tendría entre $500,000 y $1 millón invertido en la empresa Energy Transfer Partners, con una participación adicional de $500,000 a $1 millón en Phillips 66. Por lo que tendría una participación del 25% en el proyecto Dakota Access, una vez terminado.