Se conoce como vaquita marina al cetáceo más pequeño del mundo, es una especie de marsopa diminuta y evasiva de la que quedan unos 60 ejemplares en el alto Golfo de California, de donde son nativas y exclusivas.
Un comité internacional de científicos está considerando la polémica posibilidad de capturar y alejar de las redes de pesca a todas las vaquitas marinas que quedan para evitar su extinción.
Se conoce como vaquita marina al cetáceo más pequeño del mundo, es una especie de marsopa diminuta y evasiva de la que quedan unos 60 ejemplares en el alto Golfo de California, de donde son nativas y exclusivas.
El deseo por que la especie no desaparezca es común y es verdad que la cría en cautiverio ha salvado con éxito especies como el lobo rojo y el cóndor de California. Sin embargo, la medida de extraer las vaquitas de su hábitat natural no entusiasma a todos pues la especie nunca ha sido tenida ni criada en cautiverio con éxito. Apenas fue descrita en 1950.
La cría en cautiverio consiste en colocar a los animales en un sitio diferente a su hogar que es diseñado por los seres humanos para que se parezca al máximo a sus condiciones naturales de vida. En ese nuevo hogar , lejos de depredadores y pescadores, es alimentado y protegido por los científicos. Allí también se favorecen las condiciones para que se produzca el apareamiento y la reproducción de la especie con lo cual, la población pueda crecer saludablemente.
En el 2014 se estimó que solo quedaban 97 ejemplares de vaquitas marinas, pero para el 2015 ya solo era 60, un 40% menos. Actualmente, se calcula que hay menos de 25 hembras con la madurez suficiente para reproducirse, explica Andrew Frederick Johnson, investigador postdoctoral de Biología Marina en la Institución de Oceanografía de Scripps, University of California, San Diego.
“Al estar tan en riesgo de desaparecer, no parece ser el momento de tomar decisiones incompletas con respecto a la supervivencia de la vaquita marina, la salud del ecosistema del Alto Golfo de California y el bienestar social de las familias que viven en esta remota zona de México”, detalla Johnson.
Una reunión a finales de julio de este año entre los presidentes Obama y Peña Nieto concluyó con una propuesta tentativa para una extensión permanente de la prohibición de las llamadas redes de enmalle del Alto Golfo y una prohibición del comercio del pez totoaba, que afecta también a esta especie.
Pero, aunque la eliminación de la captura incidental de vaquita es crucial para la supervivencia de la especie, esa podría no ser una medida suficiente, coinciden los investigadores.
El plan trazado
Lorenzo Rojas-Bracho, presidente del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita, precisó que el programa de captura podría iniciarse en la próxima primavera. El científico reconoce que cada etapa de estas tiene sus dificultades y riesgos. «Localizándolos, capturándolos, hay un riesgo inherente a todo», dijo Rojas-Bracho a The New York Times.
Y es que encontrarlas es el primer desafío, porque son pocas, pero además, porque las vaquitas pasan muy poco tiempo en la superficie marina, por lo que son difíciles de ver.
Cuando se observan, además, sólo muestran su aleta dorsal y un poco de su espalda, cuando suben a respirar. Sin embargo, esto es especialmente difícil si hay viento y oleaje, lo que a menudo ocurre en la zona que es su hábitat en el Alto del Golfo de California. De hecho, casi no hay retratos de ellas vivas, solo pinturas.
Se ha propuesto el uso de tecnologías de sonido para identificar dónde se encuentra. Esto se ha hecho antes, con éxito, pero requiere de inversión y tiempo.
Al capturarlas, los científicos deben evitar que los cetáceos se estresen pues un cuadro así podría alterar los signos vitales de la vaquita y favorecer la muerte del animal. Si esto se hiciera con éxito, debe encontrarse la manera de colocarlas en un lugar seguro y cómodo para ellas.
Finalmente, hay que ver dónde colocarlas para que fuera de su hábitat natural se sientan cómodas y a salvo para reproducirse. Los propulsores de esta idea proponen poner a las vaquitas en algún tipo de área protegida. Se está evaluando como posibilidad una pluma flotante en una bahía protegida donde no estarían en peligro de caer en las redes de pesca.
También la futura ausencia de las vaquitas marinas en el Golfo de California o el Mar de Cortez preocupa a los expertos, quienes aseguran que los enfurecidos pescadores locales que fueron alejados de la zona para que no pescaran el pez totoaba y afectaran a la vaquita podrían volver en masivamente al área y arrasar con lo que queda de este y otras especies, afectando a todo el ecosistema marino.
La vejiga del pez totoaba les da miles de dólares a estos pescadores. Sin vaquita no habría restricción en esas aguas.
Omar Vidal, director de WWF México, ha sido de los principales defensores del también apodado panda marino por la coloración alrededor de sus ojos.
Esta organización ha presionado a las autoridades competentes para buscar soluciones integrales que incluyan apoyo y subvenciones para los pescadores, así como campanas de educación a las comunidades de los alrededores.
Vidal dijo a NYT que WWF discrepa del plan de captura como alternativa deseable. “Debemos esforzarnos por salvar esta marsopa donde pertenece: en un saludable Golfo Superior de California”.
«Estoy convencido de que se puede recuperar todavía, porque ya ha pasado algo similar con dos especies de mamíferos marinos: el elefante marino del norte en la isla Guadalupe y el lobo fino de Guadalupe«, ha expreado Vidal. «Estos animales llegaron a números similares o más bajos, pero hoy hay más de 150,000».