La descarbonización, tal y como la palabra indica, es el proceso mediante el cual las emisiones de CO2 que nuestra actividad humana produce consiguen ser reducidas. El objetivo más ambicioso hoy en día es acabar con las emisiones de CO2 por completo y los biocombustibles pueden ayudarnos en esa ardua tarea.
El primer paso hacia la descarbonización es la transformación de nuestra manera de producir, y más tarde consumir, hacía un modelo basado en fuetes de energías renovables, o al menos fuentes de energía de bajas emisiones.
En América Latina es necesario descarbonizar la economía, ya que es la única manera de evitar el desastre climático. Si las temperaturas continúan subiendo, la desestabilización del clima podría comenzar a tener consecuencias cada vez más fuertes y peligrosos. Es por ello que este es uno de los procesos más importantes a la hora de alcanzar los objetivos climáticos internacionales.
El empleo de biocombustibles en vez de seguir usando derivados de combustibles fósiles, como es el caso del petróleo o el Gas Natural puede ser una de las vías por las que LatAm podría encaminar su proceso de descarbonización.
Más biocombustibles en Latinoamérica
Expertos reunidos en Costa Rica destacaron la importancia de los biocombustibles para la descarbonización de las economías, labor en la que el sector de caña de azúcar cumple un papel clave en las Américas. El experto en biocombustibles del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Agustín Torroba, dijo que el 88 % del consumo mundial de etanol «está alcanzado por legislaciones que tienen distintos criterios de sostenibilidad, y todos ponen énfasis en la huella de carbono».
«Los biocombustibles tienen un rol clave camino a lograr la carbono neutralidad en el sector energético, de acuerdo a la hoja de ruta trazada por distintos organismos internacionales como la Agencia Internacional de Energías, pero hoy la producción y consumo están por debajo de lo que el mundo necesita para descarbonizarse», aseveró Torroba, quien también es secretario ejecutivo de la Coalición Panamericana de Biocombustibles Líquidos (CPBIO).
El experto también dijo que el etanol es «una excelente oportunidad de negocios que existe en aquellos países que tienen políticas públicas para apoyar su desarrollo, y a su vez es una gran oportunidad para la caña de azúcar por su buen perfil ambiental«.
Torroba fue uno de los participantes de un encuentro organizado por el IICA en el que participaron productores y representantes de la cadena de la caña de azúcar de las Américas, con el fin de analizar alianzas, avances tecnológicos y oportunidades, en el marco de las sesiones del congreso ISO Sugar de la Organización Internacional del Azúcar.
Impulso a la producción de caña de azúcar
Los participantes coincidieron en que las alianzas entre organismos internacionales como el IICA y el sector privado permiten generar impactos concretos en los países y en que la cooperación técnica, además de facilitar proyectos, tiene un papel esencial en la asesoría a funcionarios públicos y privados, en la formulación de políticas y en la capacitación en temas especializados.
El director ejecutivo de la Unión de Azucareros Latinoamericanos (UNALA), Luis Fernando Salazar, comentó que los biocombustibles no son solo importantes para el transporte y la salud, sino para la descarbonización de las economías. «El sector de la caña de azúcar de Latinoamérica produce el 30 % del etanol del mundo, y genera suficiente energía renovable todos los años que equivale al consumo de energía eléctrica de seis años de la ciudad de San José, Costa Rica”, aseguró.
El IICA indicó que Brasil es un actor clave gracias a su industria de motores flex que funcionan con etanol hidratado puro y cualquier mezcla de etanol con gasolina, ya que toda la gasolina se mezcla con 30 % de etanol. Panamá está a punto de implementar un programa de corte de etanol al 10 %, lo cual abre un abanico de posibilidades para la expansión de la industria, aseguró el IICA. EFE / ECOticias.com