La Amazonía, considerada el “pulmón del planeta”, cumple un papel fundamental en la regulación del clima global gracias a la capacidad de sus bosques para capturar dióxido de carbono y liberar oxígeno. Sin embargo, la tala indiscriminada de árboles para actividades como la ganadería, la agricultura extensiva, la minería y la explotación maderera está reduciendo drásticamente la cobertura forestal.
Además, ahora se ha conocido que esta deforestación en la Amazonía, uno de los problemas ambientales más graves de nuestro tiempo, guarda una relación directa con los fenómenos de sequía que afectan a la región. Concretamente, está detrás del 75% de esa bajada de precipitaciones.
La deforestación en la Amazonía y su relación con la sequía
Un estudio basado en datos satelitales a gran escala ha detectado que la deforestación es responsable de casi el 75 % de la reducción de las lluvias durante la estación seca en la selva amazónica respecto a 1985, según un artículo publicado en la revista Nature Communications. La selva amazónica es el bosque tropical más grande de la Tierra y desempeña un papel fundamental para el mantenimiento de la estabilidad climática tanto regional como global.
Esta investigación ilustra cómo la destrucción de esta selva (considerada ‘los pulmones del planeta’), junto con el aumento de las emisiones globales, ha provocado una transformación radical de la Amazonía. Para sacar conclusiones, los investigadores han recurrido a datos satelitales que abarcan aproximadamente 2,6 millones de kilómetros cuadrados de la selva amazónica entre 1985 y 2020. Además, han cuantificado los efectos de la deforestación y el cambio climático global en el clima de la región.
Destrucción de bosques tropicales
El análisis revela que la deforestación está asociada con una disminución de 15,8 milímetros en las precipitaciones por estación seca, lo que representa aproximadamente el 74 % de la reducción total experimentada desde 1985. La destrucción de los bosques tropicales amazónicos es la causante, también, del 16,5 % del incremento de 2 grados, de media, que ha experimentado la región (el resto del aumento, un 83,5 %, se atribuye al cambio climático).
El estudio muestra, además, que el clima de la Amazonía no responde a la deforestación de forma lineal y que las alteraciones más pronunciadas se producen al principio del proceso de destrucción de la selva, entre el primer 10 y 40 % del comienzo de pérdida de la cobertura forestal. Los autores han extrapolado los resultados (suponiendo que se mantengan las tasas de deforestación actuales) para predecir el estado del clima amazónico en 2035.
Según esos cálculos, se prevé que la región amazónica experimente una subida media de la temperatura de 2,64 grados y una reducción de las precipitaciones de 28,3 milímetros por estación seca, en comparación con los datos de 1985. Los resultados de nuestro estudio «enfatizan la importancia de la deforestación como factor que contribuye a los cambios en el ecosistema amazónico, junto con el cambio climático global», señalan los autores, que resaltan que «comprender esta relación es esencial para desarrollar estrategias eficaces de mitigación y adaptación para preservar este ecosistema vital».
En resumen, la combinación de deforestación y cambio climático está agravando esta situación de sequía. Temperaturas más altas (se prevé que en la zona los grados suban por encima de los 2) y lluvias irregulares (con una bajada de las precipitaciones de un 28,3 en la estación seca) hacen que los bosques se vuelvan más vulnerables a incendios forestales, lo que a su vez acelera la pérdida de cobertura vegetal. EFE / ECOticias.com