En un pequeño fragmento de bosque situado en el noroeste de Ecuador, un grupo de botánicos ha logrado identificar una nueva especie de planta, denominada Amalophyllon miraculum. Este descubrimiento evidencia la importancia de preservar todos los ecosistemas amenazados, sin que importe su tamaño.
Cinco datos clave
“¡Qué emocionante!”, exclama el botánico John L. Clark en un vídeo de Instagram que colgó en el verano de 2022. Clark y su equipo acababan de ver una minúscula especie de planta nueva para la ciencia en un pedazo de bosque poco común en el noroeste de Ecuador.
Esta escena marca el descubrimiento de Amalophyllon miraculum, una planta no descrita y de apenas cinco centímetros de altura, que se encontró aferrada a una gran roca. Según los investigadores, el descubrimiento resalta la importancia de preservar incluso pequeñas parcelas de los ecosistemas amenazados.
Clark, botánico investigador de los Jardines Botánicos Marie Selby en Florida, y su equipo iban en coche por los alrededores de Santo Domingo en la vertiente occidental de los Andes cuando avistaron un árbol raro y se detuvieron. El propietario de las tierras salió a ver a qué se debía el revuelo y les dio permiso para explorar la parcela de bosque en su terreno.
“Supimos inmediatamente que era algo único”, dijo Clark a Mongabay. Amalophyllon miraculum tiene características distintivas, incluidas hojas verdes con reversos morados y flores blancas minúsculas. La nueva especie acaba de ser descrita en la revista PhytoKeys.
El área donde se encontró la planta, conocida como Centinela, en su día fue un bosque tropical vasto y exuberante, pero ahora está en su mayor parte despejado para la agricultura. Los expertos estiman que entre el 70 y el 97 % de los bosques originales del occidente de Ecuador han sido destruidos desde mediados del siglo XX. Las parcelas del bosque de Centinela que quedan son como islas de biodiversidad entre un mar de tierras de cultivo.
“Cuando menciono a los monos aulladores, la mayoría de la gente piensa en la Amazonía, pero solías saber que te estabas alejando de Quito (la capital) y acercándote a Guayaquil (al oeste de los Andes) porque podías oír a los monos aullar”, dijo Clark. “Es increíble cuánto ha cambiado este paisaje. Ahora tienes deforestación al por mayor”.
Amalophyllon miraculum: un minúsculo milagro
En la actualidad, solo se conocen dos poblaciones, ambas en áreas protegidas pequeñas. Esta distribución limitada ha llevado a su evaluación preliminar como en Peligro Crítico de Extinción. Según Clark, el nombre Amalophyllon miraculum refleja el “milagro” de encontrar la planta en estos fragmentos inesperados de bosques protegidos.
Este descubrimiento también destaca el potencial de encontrar nuevos descubrimientos, incluso en parajes alterados. “Muchas de las cosas que pensábamos que habían desaparecido todavía están aquí”, dijo Clark. “Describir esta especie representa un vestigio de lo que aún queda del bosque”, dijo Andrea Fernández, coautora del estudio de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), a Mongabay. “Realmente relata una historia de esperanza donde los bosques contienen muchas cosas aún por descubrir incluso cuando son tan pequeños”.
Aunque la gran parte de la deforestación en esta zona de Ecuador ha sido impulsada por la agricultura, la historia está estrechamente vinculada a las políticas gubernamentales. En los años sesenta, el gobierno de Ecuador declaró las propiedades forestales sin habitantes humanos “improductivas” y abiertas a acaparadores de tierras. Los propietarios se vieron forzados a talar al menos la mitad de sus tierras para demostrar que estaban en uso.
Estas leyes agrarias llevaron a una oleada de deforestación que duró hasta los años noventa, los expertos estiman que dejó intactos menos del 10 % de todos los bosques en el noroeste de Ecuador. “Los esfuerzos heroicos de los propietarios locales que mantuvieron pequeñas parcelas de bosques, generalmente alrededor de cascadas, fueron fundamentales en la conservación de estos fragmentos de bosque remanentes”, dijo Clark.
Las iniciativas de conservación llevadas a cabo por organizaciones como la Fundación Jocotoco de Ecuador y el Jardín Botánico Padre Julio Marrero, de la PUCE, están trabajando con propietarios locales para proteger estas zonas y cultivar otras especies raras de la región en colecciones botánicas.
“Todas las plantas merecen ser salvadas. Esa planta puede que no sea la cura contra el cáncer, pero representa un ecosistema que trae muchos beneficios a las personas que viven allí”, dijo Clark. “Estos ecosistemas son refugios, no solo para las plantas, sino también para las personas”.
El descubrimiento de Amalophyllon miraculumes muy significativo, a la hora de valorar la protección que se le debe dar a los ecosistemas en general y en todas partes del mundo. Porque ninguna especie se merece dejar de existir, no importa si es o no útil para los humanos, siempre los es para la naturaleza.
Liz Kimbrough -Mongabay