Un gigantesco laboratorio de la biodiversidad. Desde que se desató la fotosíntesis hace unos tres mil millones de años en el Cámbrico, el tejido biológico ha venido enmarañando toda la redondez de la tierra y los océanos con complicadas e inéditas ramificaciones que corresponden a una urdimbre muy profunda que algún día nos la podrá explicar la biología cuántica. Y que ha dado origen a miles de estaciones y microclimas que nosotros resumimos como Medio Ambiente, que es el escenario para todas las especies que conocemos, pero más que escenario es el sostén ecológico y nutricional, fuera del cual las especies sucumbirían.
El Homo sapiens con su maravilloso cerebro ha avanzado prodigiosamente sobre este medio ambiente que lo sustenta. Pero ha cometido muchos abusos y daños que al momento son irreparables. Y que se reflejan en el grado de temperatura del ecosistema, que sube y revela el descongelamiento de los glaciares, la subida de los mares, la huella sucia del carbono y el plástico.
Por toda la redondez, las alarmas están en rojo, pero cabe el consuelo de saber que hay zonas que se han conservado sanas y algunas intocadas. Nos referimos a la Amazonía de América Latina, en la que se acaban de rescatar a cuatro niños hundidos en la selva al caer el avión en el que viajaban. Ellos estaban en el útero abierto de la madre naturaleza, alimentándose con sus pequeños frutos.
Zonas intocadas por el hombre
La selva de la Amazonía aún conserva algunas zonas intocadas por el hombre donde se yerguen los majestuosos cedros y caobas. Y aunque son muy pocas, conservan aún su primor para cobijar especies no descubiertas. Los nativos cercanos a esas zonas tienen una conexión muy especial con la selva a la cual se refieren como su madre.
El choque de las placas tectónicas dieron origen a la cordillera de los Andes, elevando desde las profundidades del mar sales y minerales que coronaron las cumbres andinas. Que a su vez fueron cubiertas con el tejido de la selva. Dando origen a lo largo de las centurias a especies inéditas, propias de esta región. Muchas de ellas medicinales como la Maca, La Uña de gato y el camu-camu.
Este episodio ha llenado de alegría al pueblo Colombiano tras el rescate de sus niños. Pero también ha llenado de alegría a nuestro contaminado planeta al saber que no todo ha sido depredado. Y aún cuenta con selvas vírgenes en la Amazonía. Por lo que urge defenderla de las continuas incursiones de empresas. Que no vacilan en talar sus bosques en búsqueda de sus maderas preciosas, minerales y hasta petróleo.
Zona protegida frente a las amenazas capitalistas
Este final feliz de los niños colombianos, devueltos por la selva, tiene que ser una ocasión para serias reflexiones en los organismos internacionales para que la Amazonía sea declarada zona protegida frente a las amenazas capitalistas y depredadoras. Y, en cambio, todo su territorio se convierte en un gigantesco laboratorio de la biodiversidad. Que aún conserva sus bosques a la vez que es un reservorio de oxígeno para el planeta.
Hay que tomar decisiones rápidas e inteligentes como lo ha hecho el presidente de Brasil, que se ha comprometido a cuidar la Amazonìa. Las Naciones Unidas tienen que refrendar leyes como la de Certificación de Origen, para que no se quede en el tintero, sino que regule el comercio de los comodities que se extraen de la selva y castigue severamente al capitalismo depredador.
La naturaleza ha sido muy generosa con la especie humana, y se resetea continuamente frente al ataque de los depredadores para poner siempre a salvo la vida. En la Amazonía aún nos sonríe. Un gigantesco laboratorio de la biodiversidad
PROF. EDUARDO PEREZ-ALBELA F