“Los antiguos griegos creían que Eolo era el dios encargado de los vientos y que según su estado de ánimo, enviaba tenues brisas o temibles huracanes. Estas corrientes de aire a las que hoy les conocemos un origen más pragmático, constituyen una de las fuentes renovables más importantes para generar energía limpia y sostenible.”
¿Qué es la Energía Eólica?
La energía eólica es la que aprovecha la energía cinética del movimiento del aire (viento) haciéndola pasar a través de grandes palas conectadas a un concentrador central o turbina. El conjunto de palas se llama rotor, tiene un diseño aerodinámico, suelen estar hechos de fibra de vidrio y se los monta en una torre.
Con la acción del viento, los rotores giran transmitiendo ese movimiento al eje central (que está hecho de diferentes metales, varios imanes y complejos cableados conformando un alternador generalmente trifásico), que lo convierte en electricidad. Esta se envía entonces a una red eléctrica principal y desde allí se distribuye a los consumidores. Los rotores más grandes tienen un «área de barrido” mayor y producen más energía que los más cortos.
Cada estructura de torre, turbina y rotor se llama aerogenerador y al observarlos de lejos, la sensación aparente es que su movimiento resulta un poco lento para generar cualquier tipo de potencia; de hecho giran a un promedio de cerca de 18 revoluciones por minuto. Sin embargo, los mecanismos de los rotores están conectados a una serie de engranajes que aumentan las rotaciones a aproximadamente 1.800 por minuto, lo que constituye una velocidad razonable para producir energía.
La energía eólica tiene algunos problemas peculiares. En primer lugar, sólo tiene éxito en lugares con vientos estables, a pesar de que los ingenieros están trabajando en nuevos diseños de palas y modelos que puedan ser eficaces aún con vientos de baja intensidad. Demasiado viento también es contraproducente pues puede romper los rotores. Las palas tienen bordes afilados (por necesidad de diseño) que pueden representar un peligro para la vida silvestre y es una realidad que lo parques eólicos alteran los paisajes. Pero las ventajas superan con creces a los inconvenientes.
Energía eólica en España
Nuestro país ha sido pionero en la instalación de parques eólicos en todo su territorio con el fin de generar energía de una fuente renovable y no contaminante y de esa forma combatir el cambio climático. El 1/3/1984 se instaló el primer aerogenerador en Gerona. Este prototipo de tres palas tenía 12 metros de alto y su potencia llegaba a los 15 kW.
En abril de 2012 la producción de energía eólica fue tan abundante como para cubrir el 25,7 % de la demanda de ese mes. Fue un hito histórico pues superó lo generado por otras fuentes del tipo “contaminantes” como la nuclear (que alcanzó el 24,5 %), la del carbón (con un 12 %) y las de ciclo combinado (apenas el 10.5 %).
En lo que va del 2015 aun no se han instalado nuevos aerogeneradores, pero existe un plan para promover este tipo de energía y para los próximos años se confía en que la mitad de la electricidad consumida por los españoles provenga de este sector, evitando de esta manera que se emitan a la atmósfera millones de toneladas del principal contaminante: el CO2 (dióxido de carbono).
Energía eólica en el mundo
Según datos de la WWEA (Asociación Mundial de Energía Eólica) en 2014, se sobrepasaron los 50 mil megavatios en las instalaciones de nueva capacidad eólica en todo el mundo (más de 50 GW). Esta cifra incrementa en un 44% la del año anterior y en el presente casi todos los países que se han embarcado en la producción de energías limpias, siguen la misma tendencia y se prevé un aumento del 100 % en el correr de los próximos cinco a ocho años, por lo que la potencia eólica mundial rondaría los 700 GW.
Existen muchos países comprometidos en invertir en generación de energías limpias o “verdes”, como son la fotovoltaica o solar y sobre todo la eólica. Los más destacados son: China, India y Japón que encabezan la lista en Asia: Alemania, Reino Unido y Francia que lo hacen en Europa y Estados Unidos, Canadá y Brasil destacan en las Américas. Lentamente se van uniendo muchos más, pero el cambio de mentalidad requerirá tiempo e inversiones, orientadas a que la gente acepte este tipo de energías no contaminantes.
En resumen, el viento como fuente de generación puede llegar a constituir una solución realmente ecológica, para proveer la tan necesaria electricidad de la que dependemos para infinidad de actividades. Pero para que el cambio sea apreciable, será necesario que los gobiernos se pongan a ello de forma seria, sistemática y funcional y que las grandes empresas que mueven los dineros mundiales y a las que les es más redituable seguir quemando combustibles fósiles (por que tienen intereses creados basados en ellos) lo permitan.