“Hoy es el día de los Santos Inocentes y nuestro titular principal, más que una “inocentada”, ha querido dar voz al deseo clamoroso de muchos españoles y ser un tirón de orejas, a los políticos de todos los partidos, excepto el PP, que se comprometieron a derogarlo e incumplieron con lo pactado.”
Mucho ruido pocas nueces
Quien más quien menos en nuestro país, se llena la boca hablando de las energías renovables, del promisorio futuro que les auguran y de la necesidad de aumentar el nivel de eficiencia y sostenibilidad energética. Pero a la sombra de sus dichos, sigue campando a sus anchas el Impuesto al Sol.
En plena campaña electoral, excepto el PP, todos los demás partidos hablaron de la necesidad urgente de derogar esta aberración legal. Incluso, tras las fallidas elecciones de diciembre de 2015, 11 partidos se comprometieron a acabar con él, alegando que, entre todos, contaban con la mayoría parlamentaria para hacerlo.
Pero han pasado dos años y el Impuesto al Sol sigue coartando las libertades de los españoles y haciendo prácticamente inviable el autoconsumo, a menos que sea en muy pequeña escala, cuando en el resto del mundo se promueve justamente lo contrario.
La UE tampoco ayuda
Si bien desde el Parlamento Europeo, que está conformado por los representantes de los ciudadanos elegidos mediante el voto popular, se han oído muchas voces en contra del Impuesto, en el Consejo Europeo las tornas son muy diferentes.
Básicamente dicho Consejo lo integran los ministros de los países del bloque, que han sido elegidos por el gobierno de turno y que en muchos casos carecen hasta de los conocimientos y de la idoneidad mínima, para ocupar estos puestos.
Estos señores responden únicamente a intereses políticos, que generalmente están supeditados a las presiones ejercidas por las organizaciones que mueven el dinero en cada nación, es decir las empresas más poderosas.
En España las compañías eléctricas han hecho todo cuanto se les dio la gana: contaminar, incumplir con las leyes, recibir subvenciones de más y no devolver la diferencia, manipular los precios y un larguísimo etc., sin que los sucesivos gobiernos hicieran nada, por ponerles coto.
Y el resultado es que, bajo la eterna presión de las eléctricas y el apoyo del Consejo Europeo, aparentemente al Impuesto al Sol le queda mucha vida por delante y no se oyen más voces en contra, salvo las de siempre, las de los que nunca se han callado y están reclamando una solución, desde que la ley entró en vigencia.
¿Qué se puede hacer?
El Impuesto al Sol, fue una “genialidad” del ex ministro Soria, que lo defendió con la misma vehemencia, palabrería vana y eufemismos, que luego empleó para explicar, el porqué de que su nombre figurase en los tristemente célebres “papeles de Panamá”, que finalmente le costaron su carrera política.
A día de hoy, el gobierno que dirige el presidente Rajoy sigue erre que erre en su posición, de que es un peaje necesario y ahora que el Impuesto al Sol cuenta con el beneplácito del Consejo Europeo, se afianzarán más aun en su posición.
La única solución que le queda al sufrido pueblo español es ejercer su propia presión sobre aquellos partidos políticos, que en su momento se comprometieron a eliminar el Impuesto al Sol y que, a todas luces padecen de una grave amnesia selectiva.