En Bélgica y, en menor medida en Francia, están surgiendo cooperativas energéticas que ofrecen a sus socios el suministro eléctrico proveniente de fuentes renovables.
No es cuestión instalar paneles solares en cualquier superficie de la casa susceptible de ser cubierta por los mismos. Existe una solución más práctica y económica: unir las fuerzas con otros vecinos partidarios de las energías renovables y financiar la instalación de sistemas a medida.
La producción de energía renovable sigue siendo marginal, a pesar de que en 2008, gracias a la progresión de la energía hidráulica, aumentó un 11% con respecto a 2007. Este tipo de energía sólo representó un 13% de los 549.077 gigavatios/hora (GWh) de electricidad producidos en 2008.
La idea
Si ya es posible impulsar el crecimiento de las energías renovables, ¿por qué esperar que sean las grandes compañías del mercado eléctrico las que dan un paso adelante? El estatuto de cooperativa permite a todo ciudadano particular financiar la creación de centrales hidráulicas, parques eólicos o solares.
En la región de Flandes, Bélgica, la cooperativa Ecopower comenzó en 1991 a financiar pequeñas instalaciones hidráulicas. “Hoy en día, nuestro parque genera 19.200 megavatios hora (MWh) distribuidos entre 21.000 clientes” explica su directora Relinde Baeten.
Mientras tanto, se han instalado 200 paneles fotovoltaicos, cinco molinos eólicos, tres hidráulicos y una central de cogeneración. Todo ello gracias a los 24.500 socios que depositaron su confianza en la cooperativa y permitieron a Ecopower alcanzar un capital de 13 millones de euros.
En Francia, la única sociedad cooperativa de interés colectivo de ámbito nacional es Enercoop. Su principio se basa en la distribución de energía renovable generada por productores independientes a sus 5.000 clientes.
Creada en 2004 a raíz de una liberalización del mercado de la energía eléctrica, la cooperativa francesa reinvierte una parte de sus beneficios en el fomento de la creación de nuevas centrales. Menos de la mitad de los 19.000 MWh distribuidos por la cooperativa en 2009 provienen de sus miembros productores. Según Patrick Behm, su director, «actualmente nos vemos obligados a comprar la mitad de nuestra energía a la sociedad suiza Energie Ouest Suisse (EOS), la cual nos vende su excedente.»
¿Cómo poner en práctica una cooperativa energética?
Enercoop Ardennes es el primer ejemplo de esta nueva tendencia. La cooperativa belga nace de la “Agencia local de las energía de la región de las Ardenas”, asociación creada en 2001 para sensibilizar a los ciudadanos de la región sobre la importancia del control de la energía y sobre el desarrollo de las energías renovables. Entre 2004 y 2006, la comunidad de la región de las Ardenas encargó a la Agencia un proyecto de parque eólico con un pliego de condiciones muy concreto:
“La comunidad deseaba conservar el control del proyecto”, explica Stéphane Chatelin, directora actual de Enercoop Ardennes,“quería que los beneficios del parque eólico se distribuyeran de forma justa sobre todo el territorio” .
La finalidad era integrar a los habitantes de la región con la cooperativa y permitirles invertir directamente en el proyecto. En 2009 se creó una cooperativa de interés colectivo fruto del encuentro y las afinidades entre la Asociación y Enercoop.
El proyecto, que consiste en un parque de 8 turbinas eólicas de dos millones de vatios cada una, se inaugurará en 2012 sobre unas tierras agrícolas en régimen de alquiler. Más adelante se deberá encontrar financiación: para alcanzar los 26 millones de euros del presupuesto, la cooperativa deberá suscribir un préstamo que cubra el 80% de la suma. En Bélgica es relativamente fácil lanzar un plan de ahorro para estos casos, al contrario que en Francia, donde la reglamentación vigente frena multitud de proyectos independientes.
La cuestión del precio de compra
“En Francia, debido al régimen de obligatoriedad de adquisición de la energía excedente, el Estado impone un precio fijo de compra para las energía renovables y ofrece a una única compañía una compensación que satisface la diferencia entre el precio del mercado y el precio impuesto. Pero el precio de la energía en el mercado es de 6 céntimos el kilovatio hora, mientras que el precio impuesto por el Estado varía en función de la fuente generadora. Este precio es de 6-8 céntimos para la hidráulica, 8-9 para la eólica, 10-15 para la procedente de la biomasa y la fotovoltaica. “Sin una compensación, sólo la hidráulica y en menor medida la eólica resultan rentables.”, explica Raphael Claustre, del Comité de Enlace para las Energías Renovables.
El mercado francés es muy complicado, ya que las tarifas que aplica la compañía designada por el Estado son muy bajas. En Bélgica, la cooperativa Eopower es la que ofrece, con sus 16 céntimos, el precio más bajo del país. En Francia, con sus 14 céntimos, la cooperativa Enercoop es el proveedor más caro del mercado.
A pesar de que el panorama resulta bastante desfavorable, el caso de Enercoop Ardennes ya ha creado escuela y, en Francia, ya se está creando una compañía filial.
Otra forma de compromiso y apoyo a los pioneros de la energía renovable es invertir en una de las cooperativas ya existentes.
Para saber más: Ecopower
M.Prieto/Vida Sana – ladyverd.com / /www.rue89.com/