Un proyecto esperanzador se vino abajo después de prometer el ansiado «carbón limpio». Pese a las expectativas que se depositaron sobre él, lo único que se logró fue la pérdida de miles de millones.
Algunos ya lo catalogan como un fracaso monumental. El carbón se ve desde hace décadas como una de las fuentes de energía fósil más contaminante, tanto en emisiones de gases de efecto invernadero como en contaminación del aire.
La tecnología para generar carbón limpio fue creada por la industria del carbón en la década de los 90. El objetivo era acotar los contaminantes presentes en el aire, como partículas, óxidos nitrosos y dióxido de azufre. Desde el año 2000, la industria del carbón solicita el desarrollo e inversión en centrales de carbón que, con una tecnología de captura y almacenamiento de carbono, lleguen a ser neutras en gases de efecto invernadero.
No obstante, pese a los miles de millones de dólares invertidos con este propósito, ninguna central de carbón a gran escala pudo demostrar que genera carbón con emisiones próximas a cero. Mientras algunos se lamentan por no haber logrado el resultado esperado con el denominado carbón limpio, otros miran hacia lo que parece ser el futuro energético: las energías renovables.
El carbón limpio decepcionó al mundo entero: esto fue lo que pasó
Uno de los proyectos más revolucionarios relacionado con la tecnología de captura de carbono fue el proyecto Kemper. Dicha iniciativa correspondía a la mitad de una planta de energía multimillonaria en Mississippi usada para gasificar carbón de lignito y almacenar las emisiones de carbono capturadas. En 2021, fue implosionado por la unidad Mississippi Power de Southern Co. porque ya no había necesidad de conservar su equipo.
La instalación Plant Ratcliffe consiguió que las miradas del mundo se posaran sobre ella. Este aspecto no extraña teniendo en cuenta que se suponía que se trataba del primer proyecto de captura de carbono a escala comercial en una gran planta de carbón en Estados Unidos. Lo que muchos conocieron como “Kemper” quedó detenido tras varios retrasos y el incremento de costos.
Este escenario derivó en que los reguladores de servicios públicos de Mississippi llegaran a la conclusión en 2017 de que la instalación solo era viable con gas natural.
Entonces, Southern canceló el levantamiento de la zona destinada a la captura de carbono de la central eléctrica. Sus trabajadores pasaron alrededor de un año, con un total de 70 000 horas de trabajo, retirando equipos de la planta Ratcliffe que no resultaban necesarios para generar electricidad.
Así lo expuso el portavoz Jeff Sheppard, según consigna E&E News by Político: “Es tan grande que tuvieron que hacer una implosión controlada. Realmente se trata del equipo que no está en producción”.
El sueño del carbón limpio se desvaneció: sacaron sus equipos porque ya no eran necesarios
Este marco abarcaba alrededor de la mitad del edificio, que acogía el gasificador para convertir el carbón de lignito, además de algunos equipos mecánicos y químicos.
De esta manera, se desvaneció el sueño del carbón limpio, en el que China estuvo muy interesada alguna vez. La mina de carbón adyacente, que en su momento se usó para abastecer el sistema de captura de carbono terminó cubierta de hierba, con árboles que empezaron a crecer en la parte superior.
Empero, puede que este no sea el último capítulo de la tecnología de captura de carbono en este lugar. En 2020, el Departamento de Energía proporcionó a la Junta de Energía de los Estados del Sur una subvención para respaldar un análisis de $23.5 millones para dictaminar si es factible almacenar dióxido de carbono de tres de las plantas de energía de Southern en Alabama y Mississippi.
Muchos seguirán soñando con el carbón limpio mientras las renovables ganan terreno
Asimismo, hay otros expertos que parecen tener claro que la captura de carbono no es viable. Los autores de un informe publicado en 2021 por la Carbon Tracker Initiative, un grupo de expertos sin fines de lucro, manifestaron que la captura y el almacenamiento de carbono correspondía a una tecnología no probada con la que los inversores y las empresas eléctricas no debían jugar como un motivo para mantener las plantas en funcionamiento.
Mientras algunos conservan la esperanza de que el «carbón limpio» exista algún día, otros ya están concentrando sus esfuerzos en ayudas para descarbonización industrial y energías renovables.




















