A pesar de que muchas empresas han anunciado compromisos de descarbonización y han incrementado sus inversiones en tecnologías limpias, su modelo de negocio sigue dependiendo casi por completo del petróleo, el gas y el carbón y son responsables históricamente de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según datos recientes de organismos internacionales, estas corporaciones, entre las que se incluyen las principales petroleras y gasísticas globales, solo aportan alrededor del 1 % de la capacidad mundial de generación renovable, una cifra que evidencia su escasa implicación en la transición energética. Por mucho que den buenas palabras, estas se quedan vacías.
Las empresas que más contaminan, luego apenas invierten en energías renovables
La industria de los combustibles fósiles está incumpliendo por completo su promesa de liderar la transición energética, según indica una investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) que demuestra que las principales empresas de petróleo y gas del mundo tan solo son responsables del 1,42 % de los proyectos de energías renovables existentes a nivel global.
El estudio, publicado recientemente en la revista científica Nature Sustainability, pone en evidencia el discurso imperante y generalizado de la industria de los combustibles fósiles y la posiciona ante la opinión pública como un actor clave en la solución al cambio climático mediante sus proyectos de energía «verde».
A partir de los datos de una organización ecologista, la investigación analiza las 250 mayores compañías de petróleo y gas según su producción de hidrocarburos —responsables del 88 % de la producción mundial— e identifica un total de 3.166 proyectos únicos de energía eólica, solar, hidroeléctrica y geotérmica en los que estas empresas tienen participación, ya sea de forma directa, a través de filiales o mediante adquisiciones.
Los resultados muestran que solo el 20 % de estas 250 compañías tiene algún proyecto de energía renovable en marcha y que las energías renovables apenas representan el 0,1 % de su extracción de energía primaria.
Este fracaso en la inversión en renovables contrasta fuertemente con las continuas afirmaciones de la industria extractivista sobre su papel fundamental en la reducción de las emisiones. Casi una cuarta parte de las 100 compañías más importantes tiene entre sus objetivos principales la reducción de los gases de efecto invernadero para el año 2030, con un compromiso de reducción medio del 43 % de sus emisiones, según el grupo de investigación Zero Carbon Analytics.
Para Marcel Llavero Pasquina, investigador del ICTA-UAB y primer autor del estudio, «el despliegue de renovables por parte de las compañías de petróleo y gas es anecdótico en el mejor de los casos. Su contribución a la lucha contra la crisis climática debería juzgarse únicamente por la cantidad de combustibles fósiles que dejan bajo tierra».
Los resultados generan dudas para aquellas instituciones y organizaciones que siguen relacionándose con la industria de los combustibles fósiles bajo la premisa de que esta es un actor clave en la transición energética. Para Llavero Pasquina, «tras décadas de palabras vacías, es hora de que gobiernos, universidades e instituciones públicas reconozcan que la industria de los combustibles fósiles siempre formará parte del problema y no de la solución a la crisis climática. Las compañías de petróleo y gas no deberían tener un asiento en la mesa donde se toman las decisiones sobre el futuro de la política climática y energética».
Julia Steinberger, profesora de la Universidad de Lausana (Suiza) ajena al estudio, afirma que «este estudio verifica los datos sobre la industria del petróleo, el gas y el carbón, y demuestra que, a pesar de sus eslóganes ecológicos, están fracasando por completo en su transición hacia las energías limpias». A pesar de ello, los grupos de presión y los laboratorios de ideas o think tanks siguen influyendo en nuestros políticos».
Kasandra O’Malia, directora del proyecto Global Solar Power Tracker en Global Energy Monitor, aseguró que «simple y llanamente, las compañías de petróleo y gas no están invirtiendo en renovables como prometieron. Afirmar lo contrario es hacer un lavado de imagen verde o greenwashing».
Expertos señalan que la falta de compromiso real de estas grandes empresas retrasa la transformación del sistema energético y dificulta alcanzar los objetivos climáticos internacionales. Para acelerar el cambio, los gobiernos y los organismos reguladores deben endurecer las políticas ambientales, fomentar la inversión en energías limpias y exigir mayor transparencia en los planes de sostenibilidad corporativa. En definitiva, mientras las grandes firmas fósiles mantengan su bajo nivel de participación, la descarbonización global avanzará más lentamente de lo que el planeta necesita. ECOticias.com