España tiene bajo su manto la energía que podría salvar al ser humano, considerando la amenaza del cambio climático. En el último tiempo, España se ha ubicado como un referente internacional en materia de transición energética. Ya está al frente de varios proyectos renovables innovadores, como la planta solar híbrida de Puertollano, pionera a nivel global. Cada día, el país ibérico da un paso más hacia una matriz energética más sostenible.
En los últimos años, España ha hecho crecer de forma significativa la producción de energías renovables, acotando la dependencia del país de fuentes fósiles. La planta BlueSolar 1 en Puertollano, gestionada por Iberdrola, se coronó como la primera del mundo en combinar las tecnologías fotovoltaica y termosolar en una única instalación.
Con esta hibridación, registraron un aumento de eficiencia del 60%. Su actividad es tan significativa que es suficiente para cubrir la industria local y exportar a otros territorios de Europa. También está explorando el potencial marino con la instauración de proyectos eólicos marinos.
Un caso destacado es el parque eólico marino flotante de Repsol ubicado en Canarias. Denota una capacidad de 200 MW y se prevé que ofrezca suministro a 300 000 hogares. Si bien todas estas energías son interesantes e importantes para el país, hay una que podría ser la definitiva.
Hidrógeno verde, la energía que España y el mundo necesitaban
Si bien se ha creado un nuevo tipo de hidrógeno que podría resultar ideal para España, el país europeo tiene la capacidad suficiente para crear su propio hidrógeno. España busca alzarse como líder global del sector.
Prueba de ello es la planta de hidrógeno verde de Iberdrola en Puertollano, la más grande de Europa, capaz de generar 300 toneladas al año. Desde la publicación en 2020 de la Hoja de Ruta del Hidrógeno, la emoción por este vector energético no ha hecho más que crecer.
Sin embargo, la expectativa que manejan los conductores no siempre se corresponde con el interés real de quienes se involucran en la vida real con los proyectos de hidrógeno. Es decir, aquellas personas que utilizan su capital para materializar las iniciativas en puerta.
La razón es que muchos de los planes puestos sobre la mesa, aún en la etapa de desarrollo, se ven por los inversores como proyectos no bancables. Esto quiere decir que se trata de programas que no garantizan un retorno estimado capaz de compensar la inversión inicial.
¿Por qué los proyectos de hidrógeno no son bancables en España?
Algunas de las razones por las que el hidrógeno no termina de arrancar en España son la alta carga regulatoria, elevados costes de producción e incertidumbre sobre la demanda. La Expansión consigna las declaraciones de Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AEH2).
Dado el contexto, expuso que es algo habitual en este tipo de procesos y que solo es cuestión de tiempo poder aprovechar esta energía. “Mientras el resto de renovables han recurrido una curva de desarrollo durante décadas, se ha intentado posicionar al hidrógeno como una solución para todo en menos de diez años”.
España debe lidiar con varios frentes antes de disfrutar de su energía salvadora
Brey advierte sobre la importancia de establecer un contexto legal claro y conciso. Además, mencionó que se deben tener en mente precios más realistas, ya que en el momento del éxtasis del hidrógeno, a principios de la década actual, “se anunciaron costes ridículamente bajos que no se correspondían con la realidad”.
Aún con los retos que debe solventar España para producirlo en las cantidades que desea, el hidrógeno se ve en muchos casos como la energía que puede lograr la independencia energética de Europa, además de un significativo liderazgo industrial. Mientras el sector “se pone de acuerdo”, Cádiz ya abraza la primera planta de producción de hidrógeno verde desde agua generada.